Para incrementar la productividad del rodeo la clave es el forraje
Investigaciones realizadas por el INTA Paraná, arrojan como resultado ajustar la disponibilidad de forraje a los requerimientos nutricionales del rodeo, una práctica que tendrá beneficios para el animal y para el campo natural.
Por Marisa Massaccesi | 25-08-2020 02:02hs
De acuerdo a investigaciones que vienen realizando los profesionales del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en este caso, en Paraná, provincia de Entre Ríos, uno de los principales obstáculos que presentan los sistemas ganaderos de cría es la alimentación. Esto se produce porque el forraje es escaso en muchos campos de la zona.
En este contexto, es necesario ajustar la disponibilidad de forraje a los requerimientos nutricionales del rodeo, una práctica que tendrá beneficios para el animal y para el campo natural.
Al respecto de este tema, se consultó a Lucrecia Lezana, especialista del departamento Producción del INTA Paraná, quien señaló que “en general, los sistemas ganaderos de cría presentan una carga animal muy superior a la que es posible sostener con el pasto que produce el campo natural”.
Para entender mejor el escenario, mucho tiene que ver la “AF”, la asignación forrajera. Se refiere a la cantidad de forraje disponible por unidad de peso vivo animal y es un indicador más completo que la carga, porque integra la oferta forrajera y la demanda animal.
La investigadora de INTA hizo hincapié en que, si la AF es muy baja, es decir, menor a 2 kilos de materia seca por kilo de peso vivo, casi todo el año, la vaca de cría no cubrirá sus necesidades afectando su estado nutricional. A lo largo de su explicación esclarecedora, dijo que: “La elevada presión de pastoreo sobre el campo natural afecta la condición del pastizal, aumenta la proporción de suelo desnudo, ocurren procesos de erosión de suelo, se pierden especies de buen valor forrajero (por sobrepastoreo) y ese campo natural sobrepastoreado será mucho más vulnerable a eventos climáticos extremos como una sequía”.
El pasto es un recurso escaso, por eso es necesario ajustar la asignación forrajera, además de preservar o mejorar la condición corporal de las diferentes categorías para evitar el sobrepastoreo.
Para ajustar la asignación de forraje, es importante responder qué cantidad de pasto hay en un lote determinado. “Esa respuesta puede ser difícil de lograr, especialmente en ambientes heterogéneos con diferente tipo de pastizal y accesibilidad que reducen la superficie aprovechable por el ganado”, consideró la especialista del INTA y aseguró: “Es fundamental estimar qué superficie del lote es accesible para el ganado”.
En ese sentido, la primera recomendación que surge, es la evaluación si se trata de un bosque cerrado por “arbustización”, puesto que, tal vez no todo el lote sea aprovechable y de allí surgirá el primer dato: la superficie disponible.
Cantidad de forraje por unidad de superficie
Lezana recomendó utilizar una regla, un marco de 50 cm x 50 cm, una libreta y un lápiz: “recorrer el lote, tirar el marco al azar, medir y anotar la altura del pasto, cada vez. Es importante, registrar una altura promedio de pasto en el marco y, cuando los pastos estén florecidos, tomar en cuenta sólo la altura de hojas, que es lo que los animales consumen”.
Recorrido el lote y ya con un número importante de mediciones de altura, se podrá calcular el promedio y multiplicarlo por 70. El resultado será la disponibilidad forrajera: los kilogramos de materia seca por hectárea que, si se multiplican por la superficie accesible del lote, se tendrán los kilogramos de materia seca.
En sistemas de pastoreo rotativo, se evalúa la disponibilidad antes del ingreso de los animales. “Esto nos permite calcular el número de animales y el tiempo de permanencia en el lote”, explicó la especialista del INTA quien advirtió que, en sistemas de pastoreo continuo, es necesario evaluar la disponibilidad forrajera al menos una vez por estación.
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