Pensando cada Lote
Según los datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires aproximadamente a nivel nacional están cosechadas un 25% y 10% de las superficies sembradas con maíz y soja respectivamente. Es tiempo de ir pensando el destino de los lotes en este invierno si no van a cosecha fina.
Por Gerardo Gallo Candolo | 18-04-2020 10:30hs
Los rastrojos de maíz no deberíamos tener problemas de destinarlo al pastoreo de nuestro rodeo, siempre y cuando podamos cumplir con dos principios: retirar los animales en caso de lluvia para evitar el daño al piso, y en segundo lugar dejar al menos unas 100 raciones en el lote, es decir no comer todo el rastrojo para que el mismo proteja al suelo y se incorpore junto al sistema radicular como materia orgánica.
A los rastrojos de soja les se puede hacer “una pasada” con los animales en un corto período, pero solo si es imprescindible y voluminoso. Si el lote va a fina no tenemos mucho tiempo ni margen de maniobra para tener una buena cama de siembra libre de malezas, debiendo pulverizar en caso de ser necesario atendiendo a los tiempos de carencia de los agroquímicos.
En caso que el lote de soja vuelva a cosecha gruesa 2020/21 correspondería armar ya la estrategia para cada lote. Hoy está en boga la idea de sembrar cultivos de cobertura, o de servicio, para mejorar (entre otros beneficios) la materia orgánica del suelo captando carbono del aire. Esto es un beneficio comprobado pero tiene un costo que tendrá que evaluarse, a mi entender, con un sentido estrictamente empresarial. ¿Cómo procedemos entonces con esos lotes?
En caso que el pronóstico sea de tiempo seco (año niña), además de dejar la mayor cantidad de rastrojo cubriendo el suelo, deberíamos mantener el lote libre de malezas el mayor tiempo posible. Lo recomendable es dejar nacer y evolucionar las malezas desde la cosecha por uno o dos meses, evaluando el equilibrio entre el consumo del agua por los yuyos, las lluvias recibidas y pronostico en mano para decidir el momento del inicio del barbecho químico (pulverización), calculando la residualidad del herbicida pre-emergente utilizado con la posible fecha de siembra primaveral. En resumen para un año seco, sería llegar a la siembra con la mayor humedad acumulada posible sin escatimar una doble pulverización, en caso que fuese necesario.
Con pronóstico de buenas lluvias (año niño) y con un invierno húmedo no deberíamos adelantarnos al barbecho, al contrario, es factible dejar que las malezas sigan extrayendo agua del suelo y fumigar lo más tarde posible teniendo en cuenta dos aspectos: que algunas malezas del lote no adquieran cierta resistencia (por ejemplo rama negra después de estado roseta), y dar tiempo a que se descompongan lo suficiente para no entorpecer la siembra del lote. En resumen: dejar que los mismos yuyos sea nuestro “cultivo de cobertura”.
La estrategia sería balancear el agua del lote (cobertura y consumo de las malezas), tiempo de residualidad de los herbicidas utilizados y modo de acción de los mismos, fecha de la siembra primaveral y costos de cada alternativa con el almanaque en la mano. Recordar que la presencia de diferentes malezas en ciertos sectores de un mismo lote puede derivar en tratamientos distintos en esas áreas (por ejemplo roseta en lo más arenoso del lote). El monitoreo puede ser un herramienta interesante para cumplir con esta estrategia.
Gerardo Gallo Candolo es Ingeniero Agrónomo y Periodista Agropecuario; asesor y administrador de empresas agropecuarias y analista del sector en medios periodísticos: Radio Mitre, Radio Cooperativa y Canal 26.