Precio y clima consolidan al sorgo
El precio y el tiempo seco parecen explicar el crecimiento de la siembra de sorgo granífero en Argentina, pero debemos prestar atención a la calidad de lo producido para crecer en el mercado chino que tiene exigencias que no se tienen en cuenta en el mercado local.
Por Gerardo Gallo Candolo | 23-11-2020 05:00hs
En esta campaña donde los cultivos de gruesa disminuyen su área de siembra, la única excepción es el sorgo granífero. En efecto, unas 100 mil hectáreas más que el año anterior es lo que marca la estimación de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, y los semilleros afirman que el crecimiento podría haber sido aún más si se hubiese contado con suficiente semilla.
El pronóstico de tiempo seco y su menor costo de implantación son razones importantes de este crecimiento; es que el sorgo es un cultivo que se adapta a limitante de agua por su fisiología ya que la panoja puede entrar en latencia por días esperando mejores condiciones de humedad, y también por la menor inversión por hectárea requerida.
Pero el precio esperado por los agricultores debe ser el factor que más explica este crecimiento ya que se están logrando valores mayores al del maíz, cuando lo común es que se cotice un 20 a 25% menos. Es por eso que Argentina ya tiene vendidas al mercado externo para el 2021 más de un millón de toneladas cuando recién están sembradas apenas unas 15 mil de las 750 mil hectáreas proyectadas; casi todo con precio hecho por encima de los 200 dólares por tonelada. En toda la campaña anterior se exportaron menos de 700.000 toneladas.
La demanda de China es creciente y cuenta con pocos proveedores: Estados Unidos, Myanmar, Australia, Argentina y los últimos días de octubre se sumó también México como proveedor al acordar el protocolo sanitario para exportarle sorgo al gigante asiático.
Ya que este año se suman nuevos agricultores a la siembra de sorgo deberíamos alertar por dos situaciones que se observan en el campo habitualmente y que deberían corregirse.
Si se le da al sorgo buenas condiciones de suelo y, fundamentalmente, se fertiliza como corresponde, los rindes promedios nacionales podrían duplicarse.
Cuando analizamos los rindes obtenidos del maíz y del sorgo en Argentina, el maíz presenta un rinde promedio el doble que el del sorgo; pero esa realidad está muy distanciada de los potenciales que tienen los híbridos nuevos.
Si se le da al sorgo buenas condiciones de suelo y, fundamentalmente, se fertiliza como corresponde, los rindes promedios nacionales podrían duplicarse.
En cuanto al trabajo de siembra es común prestarle menos atención que la observada en maíz o girasol reconociendo su adaptación a diferentes densidades de siembra. Y aquí deberíamos citar dos cuestiones respecto al ciclo de la semilla comprada: hay que reconocer que los ciclos más cortos tienen menos adaptabilidad, difícilmente puedan alcanzar su potencial con menos de 180/200 mil plantas por hectárea, y además tienen menor tiempo de latencia que los ciclos largos cuando las condiciones hídricas no son favorables.
Pensando en la cosecha hay que tener en cuenta que la calidad requerida por los importadores chinos según el protocolo firmado con Argentina es más exigente que los estándares internos, (materias extrañas principalmente semilla de sorgo de Alepo, granos quebrados, humedad etc.), por lo tanto deberíamos tener las precauciones del caso durante el cultivo y, sobre todo al momento de trilla, para que nuestro sorgo además de rendir tenga la calidad requerida por China que al parecer, desplazaría a Japón como nuestro principal cliente.