Producción de ajo beneficiada por el cambio climático
Las fluctuaciones térmicas del ambiente, propias del calentamiento global, tendrían efectos positivos sobre el crecimiento del cultivo, aunque, las dificultades aparecerán durante los períodos de cosecha y poscosecha.
Por Marisa Massaccesi | 01-10-2020 02:52hs
Un extenso estudio realizado por científicos del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA) y el CONICET de Mendoza, arroja que, para finales de este siglo, en la región andina central podría haber subas de entre 3 y 4°C en las temperaturas de verano y entre 1 y 2°C en las de invierno. Sumado a la situación descripta, los veranos vendrán con más precipitaciones en las zonas de cultivo, mientras que en los glaciares habrá menos nevadas.
En este sentido, José Portela, investigador del INTA La Consulta, de esa provincia, explicó: “el cultivo de ajo en la región no se vería tan afectado por las fluctuaciones térmicas del ambiente en este proceso de calentamiento global, como sí sucederá con los cultivos de verano”.
El investigador especificó que, “por ser el ajo un cultivo de invierno, no se verá tan afectado en su crecimiento por las variaciones en las lluvias, pero serán más complicadas las etapas de cosecha y poscosecha”.
Portela indicó además que, en este caso, los productores deberán disponer de estructuras que se puedan adecuar para conservar los ajos hasta el momento de la venta, “aspecto que hoy solo puede ser satisfecho para el 30% de la producción nacional”.
Efectos térmicos del cambio climático sobre el cultivo de ajo
Existe una tendencia que sugiere mayores temperaturas durante la primavera, esto tendría efectos positivos para el cultivo, determinados por las fluctuaciones en las condiciones entre años. Para que la bulbificación tenga lugar, el rendimiento va a depender de que haya temperaturas en aumento que promuevan el crecimiento.
En este marco, Portela señaló que “es de esperar que las variaciones observadas en las condiciones térmicas en años anteriores tengan su correlato no solo en el tamaño del bulbo, sino también en su forma, apariencia y posibilidades de conservación poscosecha".
Siguiendo con este estudio, el investigador indicó que la base para el sostenimiento del ajo en el mercado extranjero estará en la diferencia por calidad, o sea que para los mejores negocios son sólo para los mejores ajos, aquellos que cumplan con el estándar Premium.
Es determinante la pérdida de ingresos por la baja de la calidad que podría ocasionar el efecto del ambiente, además del efecto que tiene sobre los demás componentes del agroecosistema, en particular, sobre aquellos organismos que atacan al cultivo de ajo. Las temperaturas primaverales, que tienden a subir, favorecen el crecimiento del cultivo, pero también la proliferación de plagas y enfermedades.
Portela se dirigió especialmente a los sectores comprendidos entre productor, empacado y comercialización del ajo indicando que “si se organizara y acordara sacar provecho de la situación, los cambios en el ambiente podrían no ser una adversidad, sino una oportunidad para potenciar el valor del ajo argentino en el contexto global”.
Para finalizar, el investigador del INTA subrayó que “Todas estas adversidades, si no se anticipan y se toman medidas para mitigarlas, se traducirán cuando menos en incrementos en los costos de producción, con la consecuente pérdida de rentabilidad para la actividad”.
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