Producir carne de calidad con inocuidad y sustentabilidad, el nuevo desafío
Ante mercados exigentes, el INTA analiza cuáles son los cambios de estructura del sistema que permitirán sostener el consumo interno e incrementar los espacios de comercialización internacional del sector ganadero.
Por Camila Correa | 02-10-2020 09:30hs
En este contexto de pandemia por el coronavirus, la gestión ambiental de las producciones y los aspectos higiénicos sanitarios de los alimentos que se consumen cobraron mayor protagonismo y plantean un cambio de paradigma; el sector ganadero no es ajeno a estas demandas.
Las exigencias de los mercados se multiplican y demandan una gestión del ambiente responsable, mayores controles sanitarios y productos libres de sustancias sintéticas, además de productos de calidad, pero no están dispuestos a pagar mucho más. Consiste en un gran desafío, para un sector que busca sostener el consumo interno e incrementar los espacios de comercialización internacional.
Con este fin, de poder adaptarse a las nuevas demandas del mercado en general y de los consumidores en particular, el referente en ganadería del Instituto Nacional de Tecnología Agraria (INTA), Aníbal Pordomingo habló sobre la posibilidad de cambios en la estructura del sistema productivo nacional y reconoció que “la ganadería Argentina enfrenta numerosos desafíos relacionados con la calidad e inocuidad de la carne que produce, así como aspectos vinculados con la gestión ambiental y la huella de carbono, incluso de la percepción de los consumidores de ciertos conceptos, en su mayoría extrínsecos a la química y la física del producto”.
Los productores ganaderos argentinos tienen todo el potencial para enfrentar sin problemas este reto.
Por su parte, en relación a los desafíos a corto plazo, el investigador del INTA se mostró optimista: “Los productores ganaderos argentinos tienen todo el potencial para enfrentar sin problemas este reto” y destacó la necesidad de “empezar a recorrer este proceso de transición hacia una mejor calidad, inocuidad y sanidad”.
Priorizar la calidad sobre la cantidad:
Según indicaciones del INTA, para diversificar la oferta, sostener la demanda de los mercados compradores e incrementar los espacios de comercialización internacional, es necesario "que la Argentina priorice a la calidad por sobre la cantidad de carne producida”.
La Argentina no puede centrarse sólo en abastecer el mercado interno porque el consumidor nacional no está dispuesto a consumir muchos de los productos que se exportan, como órganos o grandes cortes como el costeletero.
Y agregaron que aún, en contexto de pandemia, “sigue vigente la necesidad de incrementar la colocación en el mercado internacional de productos con carne en sus diversas presentaciones, tales como fresca o congelada, en procesados y de sus subproductos”.
En este sentido, se reconoce que “la Argentina no puede centrarse sólo en abastecer el mercado interno porque el consumidor nacional no está dispuesto a consumir muchos de los productos que se exportan, como órganos o grandes cortes como el costeletero. Tampoco está dispuesto a pagar precio internacional por los cortes del cuarto trasero”.
La clave en la continuidad del mercado:
Con respecto a los precios, Pordomingo confirmó que “están a la baja”, por lo que será necesario “volver a instalarse en el mercado internacional adecuando el negocio a los actuales precios, que son más bajos que años anteriores”. Para Pordomingo, la presencia y continuidad en el mercado es “clave” para el negocio. “La intermintencia de la Argentina ha sido una gran limitante de su competitividad en el mercado internacional”, señaló.
Ejes centrales: Inocuidad, sanidad y ambiente
A partir de la crisis sanitaria, los mercados importadores aumentarán la presión sobre las normas de inocuidad e higiene, los protocolos y controles. “Habrá más testeos de procesos y productos, auditorías en los puertos de destino y, también, más rechazos. Esto va a pasar y tenemos que reducir al mínimo los riesgos”, indicó Pordomingo.
Remover el uso sistemático de estos productos en las producciones intensivas es un verdadero desafío para el sector y provocará cambios de estructura del sistema.
Para el investigador, hay una mayor sensibilidad social en cuanto al impacto de los virus, bacterias, contaminación y cadenas de frío, así como a la inocuidad asociada al uso de sustancias sintéticas como anabólicos y antibióticos. “Esto es un problema a resolver muy a corto plazo”, sentenció. “Remover el uso sistemático de estos productos en las producciones intensivas es un verdadero desafío para el sector y provocará cambios de estructura del sistema”, aseguró Pordomingo.
Según el referente, por ejemplo, instalar carne de feedlot o engorde a corral en Europa o Asia requerirá, a corto plazo, productos generados en sistemas libres de uso de Monensina, un antibiótico poliéter ionóforo ampliamente utilizado para el engorde del ganado vacuno para modular la fermentación ruminal y el consumo del animal, sin efectos sobre el metabolismo animal o sin residuos en la carne, pero objetivo de la percepción pública.
“Si lo sacamos de la dieta, cambia el ritmo de engorde, cambia la eficiencia de conversión y cambia la estructura del sistema intensivo de producción de carne, no es menor el impacto”, detalló el especialista.
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Fuente: INTA