¿Puede la diferencia entre los estándares de producción agropecuarios perjudicar el acuerdo UE-Mercosur?
El acuerdo para la reforma de la Política Agrícola Común europea plantea mayores exigencias tanto para los productores locales como para los sudamericanos. Los integrantes de la UE reclaman que los acuerdos comerciales no debiliten su competitividad.
Por Pamela Portigliatti | 30-11-2020 09:30hs
Desde que El Agrario salió “al aire” venimos informando acerca de los desafíos que el mercado internacional está sumando a los productores argentinos y de América del Sur. La sustentabilidad, las presiones ecológicas y la seguridad alimentaria son algunos de los nuevos parámetros que imponen mayores exigencias y presiones al mundo agropecuario y sus negocios.
Estos estándares, relacionados a la agenda de Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible de ONU y el Pacto Verde de la Unión Europea (UE), son los que actualmente generan discordancia entre este bloque comercial, el Mercosur y el acuerdo entre ambos. Hace poco más de un mes, los 27 países que forman la UE pactaron una reforma para la Política Agrícola Común (PAC) que entraría en vigencia en 2023. El nuevo paquete de medidas establece controles más estrictos para el sector en materia de impacto ambiental y a su vez plantea mayores desafíos para la agricultura y ganadería, como condición para el acceso a las subvenciones agrícolas.
Lo que reclaman los productores, cooperativistas y funcionarios del agro europeo es ¿cuántas concesiones tendrán que hacer para mantener el convenio con Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay?
Específicamente es este nuevo marco el que podría complicar la ratificación del acuerdo con el mercado de integración del sur. Lo que reclaman los productores, cooperativistas y funcionarios del agro europeo es ¿cuántas concesiones tendrán que hacer para mantener el convenio con Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay? Sobre todo teniendo en cuenta que en el viejo continente ya se encuentran bastante más avanzados en reglamentaciones referidas al uso de fitosanitarios, el bienestar animal, las normas laborales y medioambientales, la seguridad alimentaria y el comercio sostenible; y buscan garantías para un resultado más equilibrado entre las partes.
Desde el COPA-COGECA (Comité de las Organizaciones Profesionales Agrarias - Confederación General de las Cooperativas Agrarias), la organización europea que agrupa las cooperativas y entidades agrarias que representan a todos los sectores agrícolas y ganaderos con el objetivo de defender sus intereses frente a las autoridades, Daniel Azevedo, director de Productos Básicos, Cuestiones Comerciales y Tecnología, mencionó en una entrevista a Efeagro que se observa "un desequilibrio en el capítulo agrícola del acuerdo".
Azevedo agrega que la diferencia de los estándares exigidos para los productores del Mercosur no hace más que ampliar la brecha con los agricultores de la UE "creando una competencia desleal". En esa misma línea, la presidenta del COPA, Christiane Lambert, reclamó que los acuerdos "puedan continuar en un espíritu abierto y colaborativo, respetando los procesos democráticos y colegislativos y trabajando en pro de una solución que garantice la sostenibilidad económica, social y medioambiental de nuestro sector".
Los sectores que podrían verse más perjudicados por el compromiso comercial, según los referentes de las entidades son:
- Carne vacuna: Irlanda y Francia
- Azúcar de Francia, Alemania, Holanda, Bélgica y Polonia
- Cítricos: España
- Aves de corral, miel y arroz: todos los países productores de la UE
Los puntos de la discordia:
"Las normas relativas a la MSF de la UE son y seguirán siendo no negociables"
En sus más de 7.000 páginas, el texto del acuerdo UE-Mercosur destina un capítulo a las medidas sanitarias y fitosanitarias (MSF). En el mismo se anuncia la creación de mecanismos para "mejorar y facilitar el comercio y preservar la seguridad de los consumidores de la UE".
Sobre la lista de plagas, productos reglamentados y requisitos fitosanitarios de importación, se deja bien en claro que "las normas relativas a la MSF de la UE son y seguirán siendo no negociables". Según el director general de la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (Aepla), Carlos Palomar, es necesario reforzar los controles fronterizos para evitar la entrada de “nuevas plagas procedentes de terceros países".
Palomar repara específicamente en que la diferencia de las herramientas de control de plagas y enfermedades es una amenaza para la producción y el consumidor local, no solo por las infestaciones sino también por la diferencia de los productos que se utilizan para combatirlas, ya que “pueden contener sustancias activas prohibidas” en Europa, pero que no resultan un impedimento para su entrada en el mercado comunitario y va en detrimento de los locales.
"El acuerdo no garantiza que las importaciones sigan los mismos requisitos en materia de bienestar animal"
Otro de los puntos que generan resquemor entre los productores de la UE es la diferencia entre los estándares relativos al bienestar animal y la sustentabilidad del medioambiente con los países sudamericanos.
Como se mencionaba anteriormente, los europeos cuentan ya con una extensa legislación sobre “las condiciones de los animales en la granja –alojamiento y manejo-, durante el transporte y el sacrificio, entre otras", comentó a Efeagro Matilde Moro, gerente nacional de la Asociación Española de Productores de Vacuno de Carne (Asoprovac), y agregó que la propuesta tal como está hoy no garantiza que las importaciones sigan los mismos requisitos.
En consonancia con Moro, asociaciones de protección animal como la Asociación Nacional para la Defensa de los Animales (ANDA) y la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA) expresaron en un comunicado que si bien no están en contra de estos tratados “las importaciones entrarían en competencia directa con la producción local europea que sí tiene que cumplir y cuyo modelo de producción, más respetuoso con la sostenibilidad medioambiental y el bienestar animal, implica unos costes de producción más elevados”.
Según su lectura, el acuerdo comercial iría en detrimento de la producción europea ya que desanimaría a los productores a “continuar por la senda emprendida del respeto medioambiental y del bienestar animal” y entre otras consecuencias negativas más amplias afirman que también “acentuaría el despoblamiento de nuestro mundo rural ya que es precisamente la pequeña y mediana empresa rural familiar la peor situada para soportar esta competencia desleal”.
Sobre la sostenibilidad ambiental, los miembros de la UE cuestionan al Mercosur, especialmente a Brasil, por los niveles de deforestación del Amazonas. En pos de conseguir mayor cantidad de tierras para la intensificación de los sistemas agrícolas y ganaderos, el desmonte del "pulmón del mundo" traerá consigo múltiples consecuencias para el ecosistema mundial, entre ellas el aumento del CO2 y la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), que generarán daños climáticos irreparables en términos económicos.
Denominaciones de Origen Protegidas
El Mercosur se verá obligado a respetar 355 productos reconocidos en las categorías de denominaciones de origen protegidas (DOP) e indicaciones geográficas protegidas (IGP) registradas en la UE.
Esto indica que para todos aquellos alimentos con denominación de origen de una zona europea, como por ejemplo el jamón Jabugo o el queso Manchego; se prohibirá a los exportadores el uso de expresiones como "tipo", "estilo" o "imitación" ya que sugerirían información geográfica falsa.
Fuentes: Efeagro / Comisión Europea / COPA-COGECA
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