Qué es la Cumbre de las Américas. Un breve repaso por sus orígenes y su historia
Desde la primera Cumbre en 1994 hasta la actual cumbre en California, el foro que reúne a todos los jefes de Estado del continente se ha visto atravesado por la relación entre Estados Unidos y los países de América Latina.
Por Ignacio Lautaro Pirotta | 04-06-2022 10:00hs
Desde este lunes 6 de mayo y hasta el viernes 10 tendrá lugar en Los Ángeles, Estados Unidos, la IX Cumbre de las Américas. Se trata del foro regional más importante para el continente americano, además es la única instancia en que se reúnen todos los Jefes de Estado y de Gobierno de la totalidad del continente. Sin embargo, su jerarquía ha menguado en las últimas ediciones.
La Cumbre reúne a los líderes de los Estados miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), la organización regional creada en 1948 y por medio de la cual Estados Unidos ha ejercido su influencia regional. Por ese motivo, la Cumbre de las Américas se trata de una instancia regional con un marcado protagonismo estadounidense. De allí también que los principales valores y objetivos promovidos por la Cumbre sean la democracia, los derechos humanos y el comercio, es decir, los grandes ejes (al menos enunciados) por la política exterior estadounidense. En esta ocasión, además, Estados Unidos es país anfitrión, y en consecuencia ejercerá la presidencia de los trabajos de la cumbre.
La primera edición de la Cumbre de las Américas fue allá por 1994, en Miami, Florida. Entonces, el presidente de Estados Unidos era Bill Clinton, el mundo vivía el momento unipolar -la hegemonía estadounidense sin rivales- luego de la disolución de la Unión Soviética y el continente latinoamericano vivía el auge del llamado Consenso de Washington y sus políticas neoliberales. En aquella cumbre, Clinton comenzó a impulsar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), proyecto que continuaría ganando apoyos a lo largo de las siguientes cumbres.
El ALCA proponía que no existiesen barreras aduaneras para el comercio de bienes y servicios en todo el continente, un proyecto que representaba un desafío para el Mercosur. Sin embargo el proyecto del ALCA se encontraría con el cambio de época en América Latina y el giro a la izquierda en la región a inicios de los 2000. Los gobiernos de Lula da Silva, en Brasil, y Néstor Kirchner, en Argentina, comenzaron a poner de manifiesto la asimetría existente entre la economía estadounidense y las latinoamericanas y el riesgo que suponía el ALCA. Fue en la Cumbre de las Américas del año 2005, celebrada en Mar del Plata, cuando el proyecto del ALCA quedó enterrado. Aquella Cumbre contó con la contracumbre o Cumbre de los Pueblos, una marcha contra el ALCA y un acto que tuvo entre sus oradores a Diego Maradona y a Hugo Chávez, quien allí se inmortalizó el famoso “ALCA… al carajo”. De acuerdo al entonces presidente George W. Bush, el fracaso del ALCA tomó por sorpresa a Estados Unidos.
La Cumbre de Mar del Plata y el fracaso del ALCA fue un punto de inflexión a partir del cual Estados Unidos no ha tenido una estrategia sólida de aproximación a los países de América Latina, al menos como contrapunto a los países con procesos más radicales de izquierda, como Venezuela, Bolivia y, en su momento, Ecuador. En contrapartida, China avanzó desde inicios de los 2000, primero, como un socio comercial muy fuerte, y luego por medio de inversiones que la posicionaron regionalmente como un socio ineludible en el concierto internacional.
En las últimas décadas, la relación entre América Latina y Estados Unidos estuvo marcada por una falta de estrategia clara por parte del país del norte para la región, y como contrapartida la presencia cada vez mayor de China. Como dijo el presidente uruguayo Lacalle Pou consultado por la BBC respecto a si no estaba “poniendo todos los huevos en la relación con China”: “Pongo los huevos donde puedo (...). Hoy el gobierno de Estados Unidos no está mirando al sur. Eso es un problema para nosotros”, y señaló que lo ideal para su país sería tener un comercio más diversificado. El punto comercial es uno de los grandes temas, porque allí se evidencia el avance de China y la falta de complementariedad de algunas de las economías de la región.
Con la llegada de Barack Obama en 2009, Estados Unidos intentó una reaproximación en otros términos. Como señaló el politólogo Leandro Morgenfeld en un artículo para la revista Nueva Época, Obama prometió una “alianza entre iguales”, diferente de la prepotencia exhibida por Bush. No obstante, el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos chocó con la unidad del bloque en torno a la exclusión de Cuba de la OEA (expulsada en 1962, luego de la revolución cubana) y el bloqueo contra la isla.
Las Cumbres de Trinidad y Tobago (2009) y sobre todo la de Cartagena, Colombia (2012), estuvieron marcadas por una falta de avances y un bloqueo de la agenda debido a la falta de acuerdo respecto a Cuba. Pero en 2014, y con Obama todavía en el poder, Estados Unidos decidió revertir la exclusión de Cuba, dándole a la isla nuevamente un lugar en la organización regional. La foto entre Obama y Raúl Castro, presidente de Cuba en el marcó el inicio del supuesto deshielo de las relaciones entre ambos países. Sin embargo, no hubo grandes avances en la relación. Estados Unidos flexibilizó los viajes a la isla, pero mantuvo el bloqueo, las sanciones económicas y la base militar en Guantánamo, territorio cubano en donde Estados Unidos lleva adelante los interrogatorios a sospechosos de terrorismo.
Con la llegada de Donald Trump en 2017, se cortó el incipiente deshielo con Cuba, retomando la política más dura contra la isla, que es del agrado de la comunidad cubana en Miami. Además, Trump limitó su política exterior a las relaciones bilaterales, por ejemplo con buena relación con Jair Bolsonaro, pero despreciando las instancias multilaterales como la Cumbre de las Américas. Incluso en 2018 canceló a último momento su participación en la edición que tuvo a Perú como anfitrión. El colmo del desprecio a los organismos internacionales fue cuando en 2020 la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fue para un estadounidense, Mauricio Claver Carone, por primera vez en la historia y contrariando la tradición de presidentes latinoamericanos.
Tampoco colaboró en la relación con América Latina el papel jugado por la OEA en el golpe de Estado en Bolivia. En 2019 la OEA denunció un supuesto fraude electoral por parte del gobierno de Evo Morales, hecho que sirvió como fundamento para intentar legitimar el golpe. Dos años y medio después, Luis Almagro continúa siendo el Secretario General de la OEA a pesar de los cuestionamientos por lo sucedido en Bolivia, donde las denuncias de fraude están bajo sospecha de haber sido sencillamente inventadas.
En esta ocasión, Estados Unidos es el país anfitrión y ha decidido no invitar a los países “que violen los derechos humanos”: Cuba, Venezuela y Nicaragua. Las exclusiones de estos tres países han llevado al presidente mexicano López Obrador a anunciar que no participará, e incluso han puesto en suspenso la participación de Alberto Fernández. Jair Bolsonaro, por su parte, también se mostró hostil con Estados Unidos, aunque desde una posición contrapuesta a la de López Obrador y en función de su proximidad con el expresidente Trump. Bolsonaro terminó confirmando su asistencia luego de que le fuera ofrecida una reunión bilateral con Biden.
Esta cumbre tendrá lugar en medio de la guerra entre Rusia y Ucrania. En ese sentido, la ocasión servirá para medir la temperatura de las relaciones con el país del norte y ver hasta dónde estarán dispuestos a llegar los presidentes latinoamericanos en un eventual comunicado conjunto. “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay (2010-2015), expresó que “estas cumbres están muy venidas a menos hace tiempo” y que no espera que haya mucho más que algo declarativo respecto al conflicto en Ucrania. Para radio Universal de Uruguay, Mujica sostuvo que esta cumbre "va a ser más ruido que nueces porque desde hace mucho tiempo la política de Estados Unidos no le da a América Latina mayor importancia y hoy está centrado en el conflicto de Ucrania”