Rotar para conservar
El 7 de julio se conmemoró en nuestro país el Día Nacional de la Conservación de los Suelos en memoria del doctor Hugh Hammond Bennett impulsor de prácticas conservacionistas en Argentina. Una buena oportunidad para reconocer la importancia de la rotación como forma de sostener y mejorar la fertilidad de nuestros suelos.
Por Gerardo Gallo Candolo | 12-07-2020 11:30hs
En el año 1963, a través del decreto 1574/63 el entonces presidente de la Nación, Dr. Arturo Illia, estableció el 7 de julio como Día de la Conservación del Suelo en memoria del doctor Hugh Hammond Bennett, quien falleció el 7 de julio de ese año.
Bennett fue Director del Servicio de Conservación de Suelos de EEUU e impulsor de prácticas conservacionistas en Argentina. Una buena oportunidad para reconocer la importancia de la rotación como forma de sostener y mejorar la fertilidad de nuestros suelos.
El decreto del Dr. Illia expresa: "Instituyese el DIA DE LA CONSERVACION DEL SUELO, que se celebrará en todo el territorio de la Nación el 7 de Julio de cada año. Entendiendo que el suelo agrícola configura el soporte más sólido de la economía Argentina, así como de su expansión futura y que, consecuentemente, la conservación de nuestro recurso natural básico es imprescindible para garantizar el bienestar de todos los habitantes de la Nación".
El Dr. Bennett presidió el Servicio de Conservación de Suelos de la Secretaría de Agricultura de su país. Los innumerables trabajos de mejoramiento de suelos de esta entidad fueron plasmados en un manual, que vio la luz en su versión en idioma español en 1966 para nutrir a innumerables técnicos de toda América de habla hispana.
Como señala el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), institución creada en diciembre de 1956, “La conservación del suelo es esencial para el cuidado de nuestra tierra y como legado para las próximas generaciones”. Asimismo, el primer grupo CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola), creado unos meses después, también tuvo como primer objetivo el cuidado del suelo.
La rotación de cultivos es entonces no solo una de las prácticas más conservacionistas y económicas que tenemos a mano, también es de alto impacto en la sostenibilidad del suelo y de las empresas agropecuarias.
Entre las nuevas formas de trabajar la tierra protegiendo su fertilidad es el sistema de Siembra Directa, por el cual los argentinos somos reconocidos como referentes a nivel mundial. Pero no debemos olvidar, entre otras prácticas conservacionistas, la rotación de cultivos.
En efecto, la rotación de cultivos es una de las maneras más eficientes de aumentar la producción. En la zona núcleo hasta la irrupción de la soja, la incesante siembra de maíz y trigo redujeron la fertilidad de esos suelos y el crecimiento de malezas, como el sorgo de Alepo, que no se podían controlar eficientemente. Hoy, la siembra continua de un lote con soja también produce daños similares.
Las bondades de la rotación de cultivos es una práctica conocida hace siglos por reducir enfermedades en las plantas, por el control de yuyos, de plagas y por los mejores frutos obtenidos; aunque hoy tengamos criterios basados en la ciencia eso no quita que los resultados observados sean equivalentes, sobre todo cuando se incluyen praderas y pastos en la rotación.
La rotación de cultivos es entonces no solo una de las prácticas más conservacionistas y económicas que tenemos a mano, también es de alto impacto en la sostenibilidad del suelo y de las empresas agropecuarias. Por eso la recomendación de esta semana es: ¡Rotar para conservar!
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