Estamos a cinco meses de un nuevo Gobierno provincial, que ganó al frente que gobernó en los anteriores doce años, con partidos políticos socialistas, radicales, demócratas progresistas, el Ari, entre otras fuerzas políticas santafesinas, y no se ha conseguido revertir una tendencia en aumento de la preocupación y la angustia generalizada de la población frente a la inseguridad.

Una vez leí declaraciones de ese gran Juez de Sicilia que se llamó Giovanni Falcone, quien dijo: "para combatir la Mafia con eficacia no deberemos volvernos un monstruo. Debemos reconocer que la Mafia se nos parece”. Ante este planteo de Falcone que compartía otro gran Juez como fue Paolo Borsellino, o el Fiscal Rocco Chinnici, todos asesinados por la Cosa Nostra, debo decir lo lejos que estamos de esa estirpe de Abogados y Magistrados que dieron una lucha franca y contundente a las Mafias en Italia.

Creemos profundamente que el tiempo y el modo en que desde el Estado, en sus poderes Ejecutivo, Judicial y Legislativo, se marque el ritmo de investigación y la profundidad de la misma, se tendrán los resultados finales de esta otra pandemia que es la inseguridad.

Ahora vemos un grado de confusión en cómo llevar adelante este combate desde la cúpula del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Santa Fe, que está en manos de un bonaerense, que nos trata a los santafesinos en estos términos: "Este es un pueblo de chusmas. Es una vida pueblerina. Esto en Buenos Aires no pasa porque es una gran Ciudad”.

Cada uno es dueño de expresarse como quiera, pero me parece que desde una función pública, con un puesto que no es elegido directamente, pues depende de la voluntad política del Gobernador de turno, que sí fue elegido por el voto del Pueblo Santafesino, al menos es descortés con ese Gobernador que lo eligió para ser secretario del área. Es impropio con el electorado que eligió a ese Gobernador, es ofensivo con la totalidad del pueblo santafesino que paga los impuestos para que él cobre su salario.

Tener conocimientos técnicos de un área no asegura éxitos en una gestión. Hay un valor esencial que es si uno tiene o no tiene "don de gente" en las relaciones humanas y en la construcción del poder diario, para que las políticas a implementar sean bien interpretadas y aceptadas por la población. Ahora el problema es cuando el que tiene que dar el ejemplo se convierte en alguien burdo, chabacano y soez en innumerables anteriores ocasiones, en lo reservado de reuniones de trabajo y en medios de comunicación abiertos.

Hoy en día, saliendo de una cuarentena larga, en medio de una pandemia, seguimos viviendo hechos de cuatrerismo, de inseguridad variados en los barrios que no encuentra techo en el mundo delictivo, y que todos sospechamos, que con la vuelta a la actividad, se van a potenciar. Por su parte, los femicidios que no cesan, marcan un tema sobre el cual no existe una política de estado en Santa Fe, como ser la trata de personas, que hasta el momento no tiene responsable de área, que se conozca, cosa que se contrapone con el mensaje del Presidente Fernández, que expresó su preocupación al anunciar en el Congreso de la Nación una oficina de la Justicia Federal exclusiva para esta horrenda problemática.

Finalmente siempre cuento dos anécdotas que se diferencian en 28 años una de otra. La primera fue en San Luis a fines de la década del 80 cuando le pregunté a Adolfo Rodríguez Saá, como resolvió una crisis policial y la otra fue luego de superar una crisis policial por el año 2013, con el fallecido José Manuel De la Sota en Córdoba. Ambos coincidieron en que desde la conducción política había que darle los anticuerpos (sueldos correctos, equipamiento, control interno, la mejor jubilación posible y la contención diaria) a la fuerza policial, para que se vaya corrigiendo y auto regulando, para que cumplan las políticas de Estado que marque ese poder político de turno, que como base todos, sin importar el origen partidario, buscan el bien común de toda la sociedad