La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró el 17 de mayo como el Día Internacional del Reciclado. Se trata de una fecha para promover la conciencia alrededor de los desechos y el cambio climático que estos generan, proponiendo la implementación del sistema de reciclado como una alternativa sustentable para proteger el planeta.

El reciclado es el proceso por el cual un producto, presumiblemente desechable, es procesado para ser reutilizado. La implementación de este sistema colabora en la reducción del impacto medioambiental de nuestros consumos y por ende de la degradación del ecosistema.

Éste sistema comprende una lógica circular que se simplifica con con las 3R: Reducir, Reutilizar y Reciclar. Si bien es importante reciclar los residuos, en una primera instancia es necesario priorizar la reducción del consumo y la generación de residuos. La reutilización implica darle una nueva vida al material en cuestión, evitando el descarte desmedido de material que pueda volver a ser utilizado de otras maneras y el reciclaje comprende el procesamiento de residuos útiles para darle una segunda vida útil.

El reciclaje es imprescindible para disminuir la cantidad de desechos propios de la actividad humana y para prolongar la expectativa de vida del planeta. Su implementación minimiza la huella de carbono que muchas actividades dejan en la atmósfera a través de las emisiones de dióxido de carbono que, en exceso, alteran la capa de ozono y aceleran el cambio climático.

En el 2018, Argentina fue posicionado en el puesto 156 en el ranking de países que más dióxido de carbono emiten, concluyendo que cada habitante emitió 4,7 toneladas de CO2 durante el año. Con la implementación del reciclaje, complementado con las otras 2R, se podría colaborar en la reducción de estos gases: reciclar 1000 kg de papel es sinónimo de salvarle la vida a 17 árboles.

En este día, la propuesta es invitar a la mayor cantidad de gente posible a realizar un esfuerzo conjunto el reciclaje de todos los residuos útiles: latas, botellas de plástico, frasco de vidrio, papel, cartón y periódico, entre otros, evitando así el agotamiento de los recursos naturales, reduciendo la contaminación y generando empleo a los recuperadores urbanos.

Actualmente, la mayor parte del material potencialmente reciclable en Argentina termina en rellenos sanitarios, basurales a cielo abierto o en la vía pública. Pese a la existencia de políticas públicas, organizaciones y una cierta proporción de compromiso de la comunidad, "dado que los volúmenes y hábitos de consumo no cambian, el reciclaje es sólo un granito de arena" lamentó Ramiro Martínez, uno de los fundadores de la ONG Creando Conciencia y presidente de la Confederación Argentina de Trabajadores Cooperativos Asociados a Télam.

La ONG que co-fundo Martínez es una organización que se ocupa de recolectar, separar, transformar los residuos en nuevos productos y venderlos. Con su trabajo de reciclado y un sistema integral desarrollaron una gama de mobiliario urbano hecho por madera plástica reciclada (bancos, mesas, huertas, etc.), un kit de útiles escolares diseñados a partir del telgopor reciclado (regla, compás, etc.) y otros productos como mates y perchas.

De acuerdo Martínez, creando conciencia procesa entre 300 y 370 t por mes de residuos y con eso llevan adelante una cooperativa de 70 trabajadores. El referente aclaró que esa cifras son un piso pero "sigue faltando mucho", ya que "un municipio promedio del AMBA dispone en la Planta Norte III del Ceamse de 380 toneladas por día".

En un cálculo llevado a cabo por organizaciones dedicadas a la materia, en Argentina se producen aproximadamente 930,000 t de envases plásticos al año. La producción, según asegura Martínez, está "monopolizada por dos empresas que dicen trabajar con el 12% del material recuperado, mientras que el restante 88% da vuelta por el país". Martínez advierte que esto responde a "una decisión política " ya que trabajar sobre residuos es más costoso que trabajar con el material virgen, su uso implica la clasificación, limpieza y exige reprocesar el material, aumentando costos.

Para evitar que se pondere una reducción de costos en lugar a una reducción de gases de efecto invernadero, desde las organizaciones propusieron una Ley de Responsabilidad Extendida al productor que obligue a los fabricantes de productos con envases plásticos a hacerse cargo de la gestión de estos residuos.

Mercedes Orozco, Coordinadora del Departamento de Producción y Consultoría de la ONG Eco House, explicó que el rol de los productores y por ende su " responsabilidad " se inicia desde que hacen posible que sus producto con plástico lleguen a manos del consumidor.

"En otros países, por cada vez que vos generas un envase hay una tasa verde que se tributa al Estado para que las organizaciones hagan el reciclado. Le cobran al generador por ese producto. Hay que comprometer a los generadores de plásticos, hasta ahora sólo la culpa recae en los consumidores", finalizó el referente de Creando Conciencia al respecto de la ley.

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