Desde fines del siglo XIX las mujeres argentinas venían bregando por la obtención de sus derechos cívicos, aunque la lucha por los derechos civiles de las mujeres y el voto femenino se remonta muchos años atrás. En Gran Bretaña y Estados Unidos surgieron importantes movimientos sufragistas donde se movilizaron exigiendo sus derechos. Esta lucha no estuvo ajena a las cuestiones sociales de la época ni a la lucha por los derechos de los trabajadores.

Mientras tanto, en nuestro país, en el marco de una batería de más de cuarenta leyes que Juan Domingo Perón había anunciado dentro de la planificación estatal conocida como el Plan Quinquenal, el 9 de septiembre de 1947, la Cámara de Diputados de la Nación convirtió en Ley el voto femenino.

La promulgación de la Ley N.º 13.010, históricamente también conocida como "la Ley Evita", irrumpió en el escenario político de aquel 23 de septiembre, estableciéndose como el Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer, fecha en la que se reconoció la igualdad de derechos políticos entre mujeres.

Un enorme y entusiasta festejo femenino colmó las calles para celebrar esta habilitación y garantización del derecho de todas las mujeres de la Argentina para votar. Con este hecho “revolucionario”, se dio el primer paso para la incorporación formal de las mujeres en el ámbito político.

Promulgada esta Ley, el liderazgo político de Evita se proyectó a nivel nacional, más aún cuando creó la Rama Femenina del Partido Justicialista. y posibilitó que las mujeres cumplieran con el objetivo de la reelección de Perón, por un segundo mandato.

En 1951 cuando las mujeres votaron por primera vez en la Argentina, ocuparon más del 30% de los escaños parlamentarios. Se trató de un acontecimiento singular, debido a que ningún país de América Latina poseía, a mediados del siglo pasado, esa cantidad de representantes mujeres.

Una Evita emocionada habló ante una multitud para celebrar con todas esas almas que desde sus lugares contribuyeron a la cristalización de este hecho histórico para ellas que habían luchado tanto, pidiendo por sus derechos: “Mujeres de mi patria: recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos.”, resaltando que “se trataba de una victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional”.

Gracias al voto femenino, se logró ganar en la ciudad de Buenos Aires, un distrito altamente opositor. El 64% del padrón de mujeres votó por la fórmula Perón-Quijano.

La mujer como generadora de ingresos familiares, educadora de sus hijos y ciudadana responsable es un valor seguro, una fortaleza no solamente en el ámbito familiar, sino también el de la su comunidad, y por tanto, protagonista de su país.

Hoy, a 74 años, las mujeres de entonces dejaron su legado para que las artífices de hoy sigan bregando, en cada uno de sus ámbitos,  en el camino hacia la igualdad.

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