Alfredo Iribarne, conocido mundialmente como Alfredo Zitarrosa, nació en Montevideo, Uruguay, el 10 de marzo de 1936 y por 52 años se destacó como cantor, poeta, compositor y periodista.

El Domingo 17 de enero se cumplieron 32 años de su desaparición física, dentro de sus grande obras se encuentran canciones como "El violín de Becho", "Milonga de contrapunto", "Guitarra negra” y "Doña Soledad".

En el año 1954, comenzó su carrera  en el mundo artístico, en esa oportunidad trabajó como locutor en una emisora radial y con el tiempo llego a escribir en el semanario Marcha. Pero, en el año 1964, se introduce al mundo musical en Perú, presentando en un programa emitido por Canal 13, Panamericana de Televisión.

Sus canciones estuvieron prohibidas en Argentina, Uruguay, Chile lo que provocó su radicación en México y España a partir del 9 de febrero de 1976.

Alfredo Zitarrosa por su voz grave y envolvente logro crear un estilo propio, a esto debemos sumarle su gran profesionalidad en la guitarra y contenido político en sus letras. Este conjunto de virtudes logro transformarlo en un referente del cancionero Latinoamericano.

En el año 1966, logra subir por primera vez al escenario de Cosquín participando luego en distintos festivales Latinoamericanos transformándose en un referente del cancionero de raíces de izquierda y folclóricas que derivó un doloroso exilio en épocas de dictadura. Sus canciones estuvieron prohibidas en Argentina, Uruguay, Chile lo que provocó su radicación en México y España a partir del 9 de febrero de 1976.

Luego de la Guerra de Malvinas se levanta la prohibición de su música y logra radicarse nuevamente en la Argentina y como tantos otros artistas realizó increíbles recitales en el Estadio de Obras Sanitarias en julio de 1983.

Alfredo Zitarrosa murió un 17 de enero de 1989 a causa de una peritonitis, pero su voz grave, su increíble dominio en la guitarra y su estilo tan particular dejó un gran legado en el cancionero popular Latinoamericano.

Después de un año Alfredo vuelve a su país natal, esto sucedió un 31 de marzo de 1984, donde fue recibido por una multitud de gente. El maestro lo describió como “la experiencia más importante de su vida”.

Alfredo Zitarrosa murió un 17 de enero de 1989 a causa de una peritonitis, pero su voz grave, su increíble dominio en la guitarra y su estilo tan particular dejo un gran legado en el cancionero popular Latinoamericano.