Semillas: claves para autoproducirlas
Cuales son las pautas a tener en cuenta para su reproducción, recolección y conservación.
Por Redacción El Agrario | 27-04-2020 02:57hs
El otoño es una estación ideal para rediseñar huertas y autoproducir semillas que se destinarán para la próxima temporada. En este sentido, el programa ProHuerta del INTA y el ministerio de Desarrollo Social de la Nación aportaron una serie de pautas para la reproducción, recolección y conservación de las semillas como un camino hacia la seguridad y la soberanía alimentaria.
La producción artesanal de semillas es de gran utilidad para todos los que poseen una huerta, ya que disminuye su compra en cada temporada, favoreciendo la economía familiar. Este proceso se basa principalmente en observar y seleccionar aquellas plantas que tuvieron un mejor comportamiento en las condiciones locales, para producir semillas y sembrarlas en la próxima temporada.
Cuando una planta florece se produce la polinización, el polen (masculino) entra en contacto con el óvulo (femenino) logrando la fecundación. Los insectos junto con los factores ambientales colaboran en este proceso al ser agentes polinizadores.
El agua, por ejemplo, es un factor ambiental indispensable desde el inicio de la floración hasta la madurez de los frutos y semillas. Luego, debe ser suspendida para estimular la migración de los nutrientes a la formación de semillas. El sol, por su parte, favorece el desarrollo de la planta, la maduración de los frutos y la formación de las semillas. La temperaturadebe ser acorde a la estación del año y al momento de siembra de cada especie. Por último, la fertilidad del suelo, dependerá de la rotación y de la incorporación de abonos en pos de lograr una nutrición equilibrada.
El período de cosecha depende de cada hortaliza, en aquellas que los frutos se abren y sus semillas se desprenden es útil colocarle la vara floral antes de su madurez para evitar perderlas. La misma consiste de una bolsa de tipo yute, tul o nylon que se ata con un cordel sobre el eje de la planta.
En cambio, en los frutos carnosos como el tomate, se los deja en la planta hasta su maduración. Luego de recolectarlos, se le extraen las semillas, se cuelan con un tamiz, se elimina la sustancia gelatinosa con ayuda de agua y se dejan secar en un papel absorbente.
En el caso de la acelga y la remolacha, el momento de recolección se realiza cuando la vara comienza a secarse.
Las legumbres, por su parte, se cosechan cuando las vainas están casi secas, quebradizas y las semillas duras. Se dejan secar sobre papel de diario en un sector ventilado, a la sombra y protegidas. Posteriormente, se desgranan y se guardan en un frasco cerrado.
El tiempo de secado depende de las condiciones climáticas y de la humedad de las semillas, generalmente se espera 10 días como mínimo para guardarlas.
Con respecto al almacenamiento, es conveniente conservarlas en frascos herméticos de vidrio o plástico, etiquetados con la especie y la fecha de cosecha, en un ambiente fresco (entre 5 y 25ºC) y seco, en donde no le dé la luz.
Información proporcionada por el INTA.