EDITORIAL

SERGIO MASSA o la Debacle, esa es la cuestión

Con una elección de tercios en las PASO, como previó la proscripta Cristina Fernández de Kirchner, el panorama para el 22 de octubre, cuando se produzca la elección presidencial entre los 5 candidatos, está empezando a aclararse, según mi opinión.

Por Jorge Pirotta | 24-09-2023 12:15hs

La izquierda y el sector que encabeza el gobernador de Córdoba obtendrán bancas legislativas, seguramente, pero la pelea por la presidencia se va a dar entre Sergio Massa, Patricia Bullrich Luro Pueyrredón y Javier Gerardo Milei.

En realidad, es muy posible que la mayor cantidad de votos vayan para Sergio Massa y Javier Milei, porque la disputa para saber quién es más recalcitrantemente de derecha ya está definida a favor del irascible economista.

Está claro que la decisión del voto tiene un fuerte contenido emocional, a favor o en contra de algo, de una idea, de un concepto o de una persona, y que se apoya fundamentalmente en lo que sentimos, casi nada en lo que razonamos.

Los que creemos en la Democracia, en la convivencia pacífica dentro de la diversidad, en la construcción de políticas de estado consensuadas entre las mayorías populares que duren más de un mandato, votamos con el sentimiento de amor a la patria, de amor a la paz, de amor a la vida. Un sentimiento constructivo y pleno de esperanzas.

Lo preocupante, según mi parecer, es que los que apoyaron a las propuestas de la derecha lo han hecho con un sentimiento de odio, de revancha, de rechazo por las instituciones democráticas, en definitiva, un sentimiento de destrucción que, innegablemente, genera incertidumbre.

Más allá del ataque al Peronismo, como denominador común de la derecha, lo que está claro es que su intención es destruir gran parte de la estructura del Estado y, consecuentemente, de su rol como equilibrante de las relaciones sociales en una sociedad claramente desigual que todavía, en 40 años de democracia ininterrumpida, no hemos podido superar.

Por su parte, lo que representa SERGIO MASSA es la profundización del concepto del Estado presente, del Estado regulador de las relaciones intersectoriales, del Estado protector de los más débiles.

¿Votará el pueblo argentino con amor o con odio? ¿Ganará la esperanza de mejorar lo que tenemos o ganará el deseo de destrucción de lo existente?

Por eso el título de esta editorial. Si no gana SERGIO MASSA lo que irremediablemente se viene en nuestro país es una debacle. Y no encontré una palabra que defina con mayor claridad lo que siento al imaginarme ese incierto futuro que, tal como en la novela del genial Emile Zolá, “La Debacle”solo traerá dolor, tristeza y miseria.

Como trabajador, intenté imaginarme cómo sería la Argentina sin convenios colectivos de trabajo, sin escalas salariales, sin obras sociales, sin regulación de horarios y días laborales, sin vacaciones pagas, sin aguinaldo, sin aportes a la jubilación. Una Argentina como la del siglo 19, sin leyes laborales ni sindicatos que representen a los trabajadores y en donde las decisiones las tomaba un pequeño pero poderoso grupo de hombres.

Desolación, explotación, miseria, sufrimiento de las familias, especialmente de los niños y ancianos. ¿Nos bancaremos vivir en una Argentina así? ¿Piensan seriamente los representantes de la derecha que el pueblo argentino va a soportar perder lo poco que ha conseguido después de tantas luchas y sacrificios?

Porque los discursos de campaña, ya lo sabemos, son marketing puro, apuntando al estómago, a lo visceral, en realidad a la amígdala, la glándula cerebral que regula nuestros sentimientos.

Las estudiadas frases de los candidatos de derecha destacan lo supuestamente bueno, pero ocultan intencionalmente todo lo malo. Porque si llegan a ser gobierno y lo que están anunciando lo ponen en práctica, o al menos lo intentan, van a meter al país en una crisis tal vez más dramática y profunda que la vivimos en 2001.

Hay que reconocer que, a diferencia de otros gobiernos en los que el liberalismo se impuso (Menem, De la Rúa, Macri) que nunca avisaron las barbaridades que iban a hacer, ahora tanto Bullrich como Milei están avisando que vienen por todo lo que hemos conseguido: la ultraactividad de los convenios colectivos de trabajo, la indemnización por despido, las obras sociales, la gratuidad de la educación y la salud y, por supuesto, los sindicatos.

Defender los sindicatos es defender la herramienta que tenemos los trabajadores para mejorar nuestras condiciones de trabajo. La derecha centra su bombardeo ideológico sobre “los jerarcas sindicales” como si los dirigentes gremiales fueran una monarquía.

Descalifican a hombres y mujeres sindicalistas que son elegidos por sus afiliados cada 4 años. Claro, a veces están muchos años al frente de las organizaciones gremiales, pero porque sus afiliados así lo quieren o lo permiten. De la misma manera que sucede con las organizaciones empresariales y sus dirigentes que se pasan toda la vida al frente de sus cargos, pero de ellos la derecha no dice nada, por supuesto.

La única verdad es la realidad. Lo cierto es que los países en los que la gente se siente más feliz son los países que tienen más alto nivel de sindicalización, los países nórdicos. Datos concretos: Islandia 90% de los trabajadores están sindicalizados, Dinamarca 67%, Suecia 65%, Finlandia 58%, Noruega 50%. Alguna vez nosotros tuvimos esos porcentajes; hoy la Argentina tiene un 28% de nivel de sindicalización, y los representantes de la derecha, Bullrich y Milei quieren llevarlo al 0%.

Mencioné la ultraactividad de los convenios colectivos y tal vez vos que estás leyendo no sabés de qué se trata. Brevemente: los convenios colectivos de trabajo son acuerdos entre los representantes de los empleadores y los representantes de los trabajadores. Una vez que se ponen de acuerdo en cuestiones como condiciones laborales, escalas salariales, etc., el Estado, a través del Ministerio de Trabajo de la Nación, tiene la tarea de revisarlo y homologarlo, es decir, ponerlo en vigencia.

Los convenios colectivos de trabajo, entonces, son fruto de negociaciones que se hacen en un marco determinado, en una época determinada y con condiciones tecnológicas determinadas. Como todo cambia con el paso del tiempo, esos convenios tienen una duración, la que acuerdan entre las partes. Cuando se está por vencer la vigencia de un convenio colectivo, las partes deben volver a reunirse y acordar las modificaciones que consideren necesarias. Pero ¿qué pasa si una de las partes, por ejemplo, la parte empresaria, se niega a sentarse a discutir un nuevo convenio? Lo que pasaría es que cuando se venza el plazo de vigencia el convenio se caería, es decir, se volvería a foja cero, no hay más convenio.

La ultraactividad se aplica cuando un convenio colectivo finaliza su vigencia y las partes todavía no se pusieron de acuerdo en uno nuevo. Entonces, la vigencia del convenio existente se prorroga automáticamente. Esto es un recaudo, una protección para los derechos y responsabilidades adquiridos y aceptados por los trabajadores y los empleadores. Es darle seguridad y previsibilidad al marco legal de la relación laboral.

La derecha le apunta a la ultraactividad porque su clara intención es voltear todos los convenios colectivos de trabajo que puedan. Lo que dije un poco más arriba: un país sin convenios colectivos de trabajo, sin escalas salariales, sin obras sociales, sin regulación de horarios y días laborales, sin vacaciones pagas, sin aguinaldo, sin aportes a la jubilación. ¿Lo podés imaginar?

Hay 11.000.000 (once millones) de personas que no fueron a votar en las PASO o que votaron en blanco. Bueno, unos 10 millones no fueron a votar y un millón votó en blanco. Más o menos. Es mucha gente, demasiadas personas que no han ejercido su opinión en algo tan trascendente para la vida de todos.

Por eso te invito fraternalmente, como argentino, a que hables con las personas que conozcas que no fueron a votar o que votaron en blanco y las invites a reflexionar sobre la importancia de su voto.

Muchas veces dije que, si en un país en el que el voto es obligatorio tenemos un 30 o 35% de abstencionismo la explicación está en la disconformidad con el sistema, o dicho de otra forma con el descontento por la falta de soluciones de larga espera.

Pero lo que sucede cuando no se vota o se vota en blanco es que la persona, el ciudadano o la ciudadana, le transfiere la responsabilidad al resto, se desentiende de lo que pueda pasar. Y es un contrasentido, porque si no voto o voto en blanco quiere decir que no me importa el resultado de la elección, pero en realidad ese resultado me va a afectar, para bien o para mal, entonces ¿Dejo que otros decidan por mí? ¿Renuncio a mis derechos ciudadanos?

La elección del próximo 22 de octubre es un punto de inflexión. Puede ser que algún candidato gane en primera vuelta, si saca el 45% de los votos o al menos un 40% y más de 10 puntos de diferencia con respecto al segundo. Puede suceder. Pero lo más probable es que queden dos alternativas con más votos y haya segunda vuelta el 19 de noviembre.

Es muy importante que toda la ciudadanía tenga en claro lo que está en juego en estas elecciones. Avanzamos o retrocedemos. Seguimos trabajando en el mejoramiento de nuestra sociedad o se establece la ley de la selva, o la del gallinero, como la prefieran entender.

La mayoría de nuestros jóvenes se han educado en la escuela pública, alguna vez fueron atendidos en un hospital público y han sido o son beneficiarios de algún plan social, un beneficio bancario como la Cuenta DNI del Banco de la Provincia de Buenos Aires u otros beneficios bancarios. En todo lo narrado está el Estado. Si no gana Sergio Massa todos esos beneficios entrarán en riesgo cierto de perderse. No es una suposición o exageración mía, es lo que los candidatos de la derecha han anunciado que van a hacer si son gobierno.

Quisiera compartir con los jóvenes que están leyendo y llegaron hasta acá un video realizado por jóvenes, el grupo indisciplinadxs. Es una historia como tantas. Vale la pena.

Los adultos mayores se deben haber sentido reflejados en ese abuelo orgulloso de su nieto.

Los mayores de 70 años que por ley no están obligados a votar, tienen que comprender que las jubilaciones y los servicios del PAMI también están en riesgo cierto de perderse si no gana Sergio Massa. Su voto es valioso, y bien puede definir el conservar derechos adquiridos o perderlos definitivamente.

Cada voto ciudadano es valioso, es una de las pocas herramientas que tenemos para influir en el rumbo de nuestro país y, por lo tanto, en nuestro propio destino personal.

Si gana SERGIO MASSA vamos a conservar lo que tenemos y con tanta lucha y dificultades hemos podido conseguir como pueblo. Con fe y esperanza en un futuro mejor, vamos a lograr vivir mejor, en un país en paz, en convivencia democrática, con soberanía nacional, con respeto por todos los sectores populares.

Si SERGIO MASSA pierde, no solo vamos a perder todo o casi todo lo que hoy tenemos, vamos a entrar en una etapa de enfrentamientos, de autoritarismo y de represión a los sectores populares, única forma de imponer las políticas de entrega y de anulación de derechos que nos proponen desde la derecha.

Todo esto no es un invento, no es una especulación. Ellos están avisando lo que van a hacer. Esa es nuestra ventaja, no tenemos que desenmascararlos, nos dicen en la cara que nos van a dejar sin nada.

 

 

 

 

 


Más noticias

¿Cómo hay que actuar ante Mordeduras o Picaduras Animales?

Argentina fue potencia a fines del siglo 19 … potencia del hambre y la enfermedad

El Gobernador Kicillof junto a los intendentes electos

Un jardín de infantes lleva el nombre de “Heroínas de Malvinas”

San Pedro invita a disfrutar sus propuestas turísticas

Nuevo taller del Plan Estratégico San Pedro 2050