Soja y vacunas
Por Gerardo Gallo Candolo | 02-05-2021 10:52hs
En estos momentos tan difíciles para nuestro país por la situación sanitaria, en la necesidad de más vacunas para enfrentar la epidemia aparece el nombre de Pfizer como esperanza de paliar la situación aportando miles de dosis, y quien conoce la historia de nuestra soja no puede dejar de relacionar los nombres de la oleaginosa y de este laboratorio. Es que Pfizer, a través de su subsidiaria Brandt en la década del 50 fue copartícipe de los primeros pasos de la soja en Argentina.
Brand Laboratorios, con su titular Osvaldo Dighero, participó de la firma Agrosoja SRL que mucho tiene que ver con la introducción definitiva de la soja en Argentina por los recursos que puso a disposición para este emprendimiento.
Décadas atrás, hubo intentos y ensayos que se descontinuaron por diversos motivos, pero en 1955, Agrosoja inició una serie de 34 ensayos con semillas e inoculantes importados. Esos materiales se sembraron desde Salta y Misiones en el Norte, hasta un ensayo en De la Riestra en la provincia de Buenos Aires; en aquellos años se pensaba que el cultivo se adaptaría mejor a zonas subtropicales.
Al año siguiente, basándose en los ensayos citados, se sembraron 1423 hectáreas, apenas la quinta parte de las semillas traídas desde Estados Unidos por la falta de lluvias suficientes para implantarlas con éxito. De todos esos sitios, el de Coronel Bogado, provincia de Santa Fe, no se deja de sembrar desde entonces.
La subsidiaria de Pfizer se dedicaba a elaborar productos farmacéuticos en el país y Dighero tenía en mente entre otros a la lecitina, un derivado del proceso del poroto como emulsionante de medicamentos, que ya era un “boom” en Estados Unidos” en esos años.
Otro de los participantes de Agrosoja fue el Dr. Sola del Instituto Nacional de Nutrición al que le inquietaba la desnutrición proteica observada en muchos jóvenes que eran llamados a cumplir el servicio militar, sobre todo los de las zonas extra pampeanas. Las cualidades nutricionales de la soja fueron suficientes para interesar a esos pioneros en solucionar el déficit proteico de una parte de los argentinos.
Otros nombres que integraban la nómina de Agrosoja fueron: José Antonio Ruzo, Orlando V. Fagioli, Juan Carlos Atkinson y el conductor de la firma, Ramón Agrasar.
Pocos años después, partía desde Rosario, el 5 de Julio de 1962, el buque “Alabama” llevando las primeras 6.000 toneladas de soja argentina con destino a Hamburgo, por las cuales ingresaron en aquel tiempo 500 mil dólares. Faltaban tres décadas para que se instale en los puertos de Rosario el mayor y más eficiente polo de la industria aceitera del mundo.
Hoy la soja y sus industrias son las principales aportantes de divisas a la economía argentina, parte de ellas seguramente para adquirir vacunas e insumos sanitarios. En tiempos de epidemia y una inexplicable pobreza, la soja sigue sumando soluciones; por su contenido nutricional y el trabajo de sus protagonistas.