Hace unos años atrás, un grupo de Ingenieros Agrónomos visitamos a un productor de punta en el Estado de Iowa, EEUU (el mismo estado que hoy está sufriendo por las consecuencias de una devastadora tormenta). Después de explicarnos toda la última tecnología aplicada y mostrarnos el campo y su moderna maquinaria, le preguntamos ¿cuál es la fecha en que empieza a sembrar su maíz Jhon?, y risueñamente nos contesta: “cuando veo salir sembrando a mi vecino”.

Esta anécdota que incluye un chiste que también la habíamos escuchado en nuestro suelo, implica una costumbre más generalizada de lo que uno piensa “a priori”. Los productores que se asesoran profesionalmente son menos de lo conveniente para una buena campaña.

Es que la fecha de siembra con mayores probabilidades de obtener el mayor rendimiento, es una tecnología de costo cero. En soja está comprobado que cada día que uno se atrasa en la fecha óptima pierde entre 60 y 80 kilos por hectárea de rinde potencial.

Una forma de conocer la fecha óptima es el “análisis de campaña,” que consiste en investigar la relación entre fechas y rindes de decenas de lotes; compararlos con años anteriores y separar las variedades o híbridos por ciclos. Esto es lo que hacen normalmente los grupos CREA para ir ajustando la fecha para obtener los mejores rindes. ¿Pero cómo hacemos si sembramos en una zona donde no contamos con ésta información?

La fecha óptima es aquella en que el período crítico del cultivo necesita más agua, y por lo tanto tenemos que hacerla coincidir con el período de mayor humedad acumulada en el suelo. Por ejemplo floración en el maíz y comienzo de fructificación de la soja.

El maíz en las dos semanas antes de su floración fisiológicamente define la cantidad de granos que serán fecundados; y en las dos semanas posteriores el tamaño de esos granos. En ese mes necesitaría extraer del suelo unos 7 mm de agua diarios, cosa que solo lo puede hacer plenamente bajo riego. Es por eso que deberíamos analizar las lluvias históricas promedio semanales de donde sembraremos nuestro maíz, por ejemplo de los últimos 20 o 30 años, y calcular los días de emergencia a floración del híbrido a sembrar, que eso depende de su ciclo para hacerlos coincidir.

Todos estos cálculos son los indicados para sembrar un solo lote, pero para lograr una campaña exitosa debemos ajustar con la capacidad de nuestro equipo de siembra; calcular los posibles días de lluvia en que nos puede retrasar el trabajo, tiempos de traslados, imponderables. etc. La experiencia dice que es mejor empezar un día antes que un día más tarde. Y recuerde: puede ser más económico recurrir a un contratista que utilizar la maquinaria propia. Retrasarse cuatro días en soja perderíamos más dinero que el pago de la siembra a un contratista. Haga las cuentas y después me dice.

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