Investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) obtuvieron resultados muy alentadores en los estudios que llevan adelante respecto a la producción de nanopartículas metálicas que potencian la fijación biológica de nitrógeno y controlan enfermedades en semillas. Este avance permite buscar la generación de nanofertilizantes para cultivos intensivos y extensivos.

Para entender la dimensión de las partículas de las que se habla, hay que explicar que se están produciendo materiales de hasta 100 nanómetros. Un nanómetro equivale a la millónésima parte de un milímetro, es decir, habría que dividir un milímetro en un millón de partes.

Federico Spagnoletti, docente de la cátedra de Microbiología Agrícola (Fauba) e investigador del Laboratorio de Agro-Nanotecnología del instituto INBA (UBA-Conicet) explicó que los nanomateriales se empezaron a aplicar en la agricultura hace menos de 15 años y que sus posibilidades generan grandes expectativas.

También explicaron que se viene profundizando en el uso de la versión nano de los fertilizantes convencionales.

Romina Giacometti, investigadora y directora del Laboratorio de Agro-Nanotecnología, explicó que estudian el uso de la nanotecnología en el agro para aumentar los rendimientos de cultivos intensivos y extensivos. Un ejemplo de este desarrollo se puede ver en el cultivo de soja, ya que se están diseñando nanomateriales para potenciar la fijación biológica de nitrógeno, lo que posibilitaría que el cultivo de soja incorpore más nitrógeno y tenga mejores rindes. “También generamos nanopartículas de plata y de cobre, con las que logramos controlar diversos géneros bacterianos que enferman a las semillas de soja”, destacó Spagnoletti.

Por otro lado, no sólo están creando nanomateriales, sino que también explicaron que se viene profundizando en el uso de la versión nano de los fertilizantes convencionales. “De esta manera, se logra minimizar la cantidad de productos químicos y su frecuencia de aplicación. Y así se pueden reducir sus impactos ambientales y los costos de producción”, indicó Giacometti.

Los investigadores explicaron que para sintetizar nanomateriales, además del equipamiento adecuado, se necesita una gran cantidad de energía y de precursores químicos. De todas maneras, informaron que están utilizando enzimas que provienen de los hongos, por lo que se trata de una “metodología verde”. “Estos microorganismos tienen un gran potencial para desarrollar nanomateriales metálicos, ya que pueden acumular metales, producen mucha biomasa y excretan enzimas durante su cultivo”, explicó la investigadora.

El Laboratorio de Agro-Nanotecnología que tiene base en la Fauba, actualmente trabaja en colaboración con investigadores de la Universidad Humboldt de Berlín, Alemania, y de la Universidad Durham, del Reino Unido. Y, además de las aplicaciones para cultivos, otra de las líneas de investigación que está generando resultados positivos es la de hidrogeles con nanopartículas para filtrar y desinfectar aguas de pozo o de calidad microbiológica desconocida. “El mundo de posibilidades que abre la nanotecnología es muy grande y estamos deseosos de seguir explorándolo”, expresó entusiasmado Federico Spagnoletti.

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