Valor agregado y producción sustentable: 400 toneladas de orujo para biogás y biofertilizantes
Con asistencia y asesoramiento del INTA la empresa Patagonia Beverage se suma al tratamiento de los residuos industriales.
Por Pamela Portigliatti | 14-07-2020 11:30hs
La economía circular es un concepto económico y un nuevo paradigma del sistema productivo que interrelaciona los aspectos ambientales, económicos y sociales. “Producir, usar y tirar” ya no es una opción rentable no solo para las empresas, sino también para los usuarios que adoptan nuevas exigencias para un planeta que no tolera más residuos sin posibilidad de reutilización o reciclaje.
Atento a estos nuevos desafíos, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) asesora y acompaña a las empresas que hacen su transición hacia este nuevo modelo que promete mayor competitividad y sustentabilidad de los sistemas de producción. Y fue en esta línea que la empresa Patagonia Beverage acudió a los expertos del instituto para gestionar y tratar de manera adecuada los desechos orgánicos de su actividad.
Pusimos en marcha un plan de aprovechamiento de los residuos de la elaboración de jugos para generar biogás y biofertilizantes que puedan ser utilizados en el ciclo productivo.
Dedicados a la producción de 600 mil litros de jugo “Pura Frutta”, la empresa genera alrededor de 400 toneladas anuales de orujo o bagazo (derivados de la elaboración de jugos), que en los inicios reutilizaban de forma deshidratada para la producción de alimentos balanceados para animales. Sin embargo, la posibilidad de reducir costos energéticos cambió el destino de este subproducto. Martín Carro, co-fundador de Patagonia Beverage, explicó: “Pusimos en marcha un plan de aprovechamiento de los residuos de la elaboración de jugos para generar biogás y biofertilizantes que puedan ser utilizados en el ciclo productivo”.
La juguera, que actualmente se encuentra en un proceso de traslado hacia la localidad de Villa Regina, aprovechará el espacio más amplio no sólo para aumentar la producción, sino también para la instalación de un biodigestor que permitirá proveer de energía a la nueva planta. De acuerdo a lo informado por el INTA, el sistema contará con una capacidad de 260 metros cúbicos destinados para el tratamiento de los pasivos ambientales. “A priori, los volúmenes de biogás que se generan son más que suficientes para los consumos que tenemos”, aseguró Carro.
La inversión inicial se recupera bastante rápido porque reemplaza un gasto en energía que es cada vez mayor.
Sobre los beneficios de adoptar esta tecnología para el tratamiento de los residuos Lucas Zanovello, diseñador industrial del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (IPAF) del INTA Región Patagonia, reparó en que “la inversión inicial se recupera bastante rápido porque reemplaza un gasto en energía que es cada vez mayor”. Además destacó que es un desarrollo que aporta a la sustentabilidad, ya que el subproducto del biogás también es aprovechable: el digestato.
Este subproducto es el residuo orgánico que se obtiene de la fermentación anaeróbica producida dentro del contenedor que, cerrado de forma hermética, produce una mezcla de gases con un elevado contenido de metano conocido como biogás. El digestato es valorado por sus propiedades como biofertilizante ya que posee nutrientes como nitrógeno, fósforo, potasio, azufre, calcio, magnesio y hierro que pueden aprovecharse para el enriquecimiento del suelo. Por lo que para cerrar el círculo, el co-fundador afirmó: “Estamos estudiando la composición del fertilizante para utilizarlos con nuestros proveedores de fruta”.
Datos que alertan
De acuerdo a una estimación de la Organización de Naciones Unidas (ONU), para el año 2050 la población mundial alcanzará los 9000 millones de habitantes. Esto se traducirá a su vez en mayor presión para la industria agroalimentaria que, de no cambiar el actual modelo, aumentará también su impacto sobre el ambiente, volviendo al sistema alimentario mundial un sistema poco sostenible.
En este mismo sentido, la Red Global de la Huella Ecológica (Global Footprint Network), advirtió en 2019 que a partir de julio de ese año, la humanidad comenzaba a “vivir a cuentas” ya que la presión que se ejerce sobre los recursos naturales es 1,75 veces más rápido que su capacidad de regeneración.
Fuente: INTA/ONU/Global Footprint Network