Bioplásticos y fertilizantes a partir de residuos lácteos
Las aguas residuales, sumadas a los residuos de la leche, se están convirtiendo en la actualidad en nuevos productos tales como fertilizantes ricos en fosfatos y bioplásticos.
Por Marisa Massaccesi | 27-07-2020 02:14hs
Las aguas residuales, sumadas a los residuos de la leche, se están convirtiendo en la actualidad en nuevos productos tales como, fertilizantes ricos en fosfatos y bioplásticos.
En el continente europeo, específicamente en las zonas rurales, las lecherías se establecen como las principales impulsoras económicas, a la vez que producen grandes cantidades de desecho de limpieza y procesamiento.
En 2018, la UE produjo 172,2 millones de toneladas de leche cruda, con la expectativa de que la demanda escale en los próximos años, especialmente para exportar.
Tomando datos del 2019 y hasta el 2028, se proyecta que la producción mundial de leche aumentará en un 1,7% por año. De acuerdo a la última perspectiva de la OCDE-FAO, para 2028 se pronostica que la producción mundial de leche alcanzará los 981 millones de toneladas.
La población global depende de los productos lácteos que integran el sistema alimentario de gran impacto en el planeta.
Según la Comisión Europea, “los sistemas alimentarios siguen siendo uno de los principales impulsores del cambio climático y la degradación del medio ambiente”. Su estrategia “De la granja al tenedor”, presentada en mayo, tiene por objeto modificar el sistema alimentario de la región para aportar beneficios ambientales, sanitarios y sociales y “asegurar que la recuperación de la crisis de la COVID-19 nos coloque en un camino sostenible”.
En la Unión Europea, el sector hortícola está en primer lugar, seguido por el lácteo: por cada litro de leche producido se generan unos 2,5 litros de aguas residuales.
Investigadores de la Universidad de Limerick, en Irlanda, reconocieron mediante un estudio pormenorizado, que el sector lácteo es una de las mayores fuentes de residuos orgánicos. Desde la institución, se lidera un proyecto llamado Reflow cuyo objetivo es la recuperación del fósforo de las aguas residuales del procesamiento de los lácteos.
Actualmente, las aguas residuales son tratadas en una planta de tratamiento donde se convierten en un lodo más denso a través de procesos químicos para reducir el volumen a eliminar. Reflow quiere aprovechar las técnicas biológicas para convertir las aguas residuales en lodo, de modo que se requieran menos productos químicos. Siguiendo el proceso, el paso siguiente consistiría en tomar el lodo, incinerarlo y producir una especie de ceniza, según los investigadores. La ceniza podría utilizarse como fertilizante o como fuente de fosfato de calcio, como fertilizante suave o incluso en suplementos médicos.
El proceso de conversión de lodo a ceniza aumenta los costos, tema que se estudia en la actualidad en el continente europeo. En los Países Bajos, los granjeros exportan fosfato derivado de granjas lecheras en el estiércol, la ceniza de aguas residuales podría ser más viable económicamente, ya que sería más ligera y por lo tanto, más barata de trasladar. En Irlanda, el lodo, probado por sus propiedades y eficacia en el cultivo de plantas, podría simplemente esparcirse por la tierra, sustituyendo a los productos comerciales.
Con el transcurrir del tiempo, se ha vuelto cada vez más importante, ante la suba del consumo de leche, gestionar este crecimiento de forma sostenible.
Se comprobó que las proteínas del suero son predigeridas, son absorbidas con facilidad e intervienen directamente en el crecimiento muscular, objetivo perseguido por los atletas. No obstante, una vez que la proteína del suero y los sólidos han sido extraídos de los residuos lácteos, el permeado de suero queda atrás.
La industria alimenticia europea, trabaja con varios investigadores en el desarrollo de un proceso biotecnológico en la transformación del permeado de suero en ácido poliláctico, un plástico de base biológica. Este material podría ser utilizar en tejidos y embalajes. El ácido poliláctico producido por la materia prima es más sostenible que los métodos actuales.
Estudios de investigación de la alimenticia, señalan que “es una materia prima de segunda generación, un subproducto de un subproducto”. Desde el punto de vista de la sostenibilidad, dice que cumple muchos cometidos. “Esto es muy importante en términos de cambio climático”, aseguran.
La empresa de nutrición está asociada a varias cooperativas y agricultores que se ven beneficiados por estos ingresos adicionales. Específicamente en Irlanda, permite gestionar una eliminación sostenible, y suma valor a la leche de los agricultores, apoyando a las granjas familiares.
Según la oficina de estadística irlandesa, de las 137.500 granjas de Irlanda, 137. 100 son de propiedad familiar. Los proyectos de estas granjas salvaguardan el modo de vida rural a medida que el espacio agrícola mundial se vuelve más limitado.
Para finalizar, es importante citar que las empresas que producen este tipo de residuos orgánicos, pueden generar energía eléctrica y calorífica, además de resolver los problemas de contaminación ambiental.
Fuente consultada: Muy Interesante