Hacia una agricultura climáticamente inteligente
Especialistas y representantes de diferentes organismos de países Iberoamericanos presentaron el libro “Adaptación frente a los riesgos del cambio climático”.
Por Luciano Barrenechea | 18-07-2020 04:02hs
El clima es una variable constante. Un caprichoso régimen de lluvias y variaciones de temperatura a escala global, impactan directamente sobre los sistemas agroalimentarios. Por esa razón, el sector agropecuario debe adaptar su producción y optimizar sus prácticas para reducir la huella ambiental.
Con este objetivo, la Red Iberoamericana de Oficinas de Cambio Climático (RIOCC), presentó el libro “Adaptación frente a los Riesgos del Cambio Climático” en el marco del proyecto “Evaluación de actuaciones de vulnerabilidad y adaptación al cambio climático”.
El libro enfoca la problemática a través de 16 capítulos interdisciplinarios, en más de 700 páginas. En el mismo, los especialistas recabaron información de reportes y bases de datos internacionales para revelar las actividades más vulnerables y evaluar lo actuado en la adaptación al cambio climático en los países iberoamericanos.
El segmento del informe, enfocado en el sector agropecuario, fue coordinado por el director del Instituto de Suelos del INTA Miguel Taboada y contó con la colaboración de Alejandro Costantini, del mismo instituto, y Andrea Maggio, del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (CIPAF), junto con importantes referentes de Brasil, Chile, México, Guatemala y Colombia.
Para referirse al tema, Miguel Taboada, destacó que “debemos avanzar hacia una agricultura climáticamente inteligente” e instó a “implementar sistemas más resilientes y basados en tecnologías de procesos, reciclado de productos y menor uso de agroquímicos”.
Asimismo, Taboada consideró que los cambios en la biodiversidad no están vinculados sólo a la variabilidad del clima, sino también a los cambios en el uso de la tierra y lo que hacemos con ella, y lo ejemplifica con la expansión de la frontera agropecuaria hacia el norte y el oeste argentino, debido al incremento de lluvias.
Como ejemplos de adaptación, Taboada remarcó el aumento de las siembras de maíz a mediados de diciembre, para evitar la falta de agua y las altas temperaturas de enero, como así también la evolución en los sistemas de riego y la siembra de genética resistente a plagas y a sequías.
Para los próximos años, Taboada, consideró que las mejoras tecnológicas van a permitir desarrollar más germoplasmas adaptados, con resistencia a plagas, pero dependerá de nosotros el uso eficiente del agua, retomar los sistemas de doble cultivo, cultivos de cobertura y evitar la deforestación.
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Fuente: INTA informa.