Crece la división del agronegocio brasileño frente a Bolsonaro
El agronegocio representa uno de los principales apoyos a Jair Bolsonaro. Sin embargo, la actual coyuntura de enfrentamiento con la Corte Suprema y ataques a la urna electrónica profundizan las divisiones que ya se habían manifestado a inicios de su gobierno.
Por Ignacio Lautaro Pirotta | 05-09-2021 02:30hs
Este lunes 30 un grupo de siete entidades del agronegocio brasileño publicaron un manifiesto expresando su preocupación con la inestabilidad político-institucional del país vecino y en defensa de la democracia y el Estado de derecho. La misma tiene lugar en el contexto del permanente cuestionamiento de Jair Bolsonaro al sistema de votación de urnas electrónicas -instaurado hace más de 20 años-, las permanentes acusaciones de fraude (según Bolsonaro, en 2018 habría ganado por una diferencia aún mayor), la instalación de sospechas de fraude para las elecciones presidenciales del año próximo y los embates contra la Justicia Electoral y la Corte Suprema. Además, el bolsonarismo se movilizará este martes 7, Día de la Independencia, en apoyo al presidente, en una convocatoria que en este contexto ha tomado un carácter marcadamente radicalizado.
El agronegocio es uno de los pilares del gobierno de Jair Bolsonaro, quien ha promovido la ampliación y flexibilización del uso de pesticidas, apoyado a los ruralistas en los conflictos de tierras con las comunidades indígenas, flexibilizado la política ambiental, facilitado el porte de armas y promovido la agenda de defensa de la propiedad, en contraste con el Partido de los Trabajadores que apoya al Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra, y continuado la línea de fortalecimiento del sector, que es hoy el principal motor del crecimiento del gigante sudamericano.
Además de tener el apoyo de las patronales, inicialmente Bolsonaro contaba con un apoyo mayor entre trabajadores rurales y los habitantes de los municipios en donde la actividad agropecuaria tiene mayor incidencia, sobre todo en la región Centro-Oeste, donde se encuentran los estados de Mato Grosso, Mato Grosso del Sur y Goiás. Allí, históricamente Bolsonaro ha tenido uno de sus mejores índices de popularidad pero hoy el mandatario enfrenta los peores índices de aprobación en todo su mandato, con apenas 24% según PoderData.
Otro de los principales apoyos políticos del actual gobierno brasileño es la bancada ruralista en el Congreso, una bancada numerosa y transversal a varios partidos, que cuenta con una importante estructura y financiamiento propios. Esta bancada le dio su apoyo abiertamente a Bolsonaro poco antes de las elecciones de 2018, indicó a la actual ministra de Agricultura, Tereza Cristina, y ha sido central en la articulación del Gobierno con el Congreso.
El manifiesto publicado este lunes 30 está firmado por siete entidades que representan a sectores vinculados a la agroindustria y la exportación. Estas son: la Asociación Brasileña del Agronegocio (Abag), Asociación Brasileña de la Industria de Aceites Vegetales (Abiove), la Asociación Brasileña de Industrias de Tecnología de Alimentación Vegetal (Abisolo), Asociación Brasileña de Productores de Aceite de Palma (Abrapalma), Croplife Brasil (que nuclea empresas de biotecnología, semillas y pesticidas), Industria Brasileña de Árboles y el Sindicato Nacional de la Industria de Productos para la Defensa Vegetal.
Los sectores que mantienen un férreo apoyo a Bolsonaro, y que se encuentran detrás de las convocatorias para la manifestación del 7 de septiembre, son los productores y los hacendados, con los cuales Bolsonaro, además de respaldar a sus intereses sectoriales, tiene una afinidad en cuanto a los valores y las ideas promovidas. En resumidas cuentas, estos sectores productores son mayormente conservadores, tienen un profundo rechazo hacia el Partido de los Trabajadores y Lula da Silva y cuestionamientos al ambientalismo y el indigenismo. En contrapartida, dentro del agronegocio los sectores más vinculados a la agroindustria, a la agregación de valor, así como los más vinculados a la exportación, son los que manifiestan preocupación con la agenda de Bolsonaro en lo que respecta a políticas ambientales y enfrentamiento a las instituciones, como el caso del cuestionamiento a la urna electrónica.
Para estos sectores vinculados a la exportación y a la agroindustria, la orientación del gobierno nacional representa un perjuicio para la imagen del país en el exterior, algo que tiene el potencial de afectar los intereses comerciales del país (como ya sucedió en 2019 con los boicots de algunas compañías al cuero brasileño). Además, estos sectores manifiestan preocupación con la inseguridad jurídica (en definitiva, para las inversiones o la propiedad privada) que representa la amenaza permanente a las instituciones e incluso a la democracia y el Estado de derecho. Hace algunas semanas, Jair Bolsonaro llegó a manifestar que en 2022 “habrá voto impreso o no habrá elecciones”, entre otras declaraciones de igual tenor. El camino elegido por Bolsonaro recuerda a Donald Trump, quien durante meses anunció que habría fraude en las elecciones, todo un proceso que culminó con la violenta invasión al Congreso de aquel país, el 6 de enero pasado.
Este viernes durante un discurso a simpatizantes, Jair Bolsonaro dijo que si alguien quiere jugar “por fuera de las cuatro líneas de la Constitución”, en alusión a su enfrentamiento con la Justicia Electoral y la Corte, ellos van a demostrar que “también pueden hacerlo”.
En verdad, esas diferencias entre productores más bolsonaristas y sectores vinculados a la agroindustria y a la exportación más reticentes a la radicalidad de Bolsonaro ya se habían comenzado a constatar desde la transición de gobierno, allá por 2018. Entonces, Bolsonaro retrocedió a su intención de eliminar el Ministerio de Medio Ambiente por presión de los sectores exportadores que veían en ello una mala señal para el mercado. Esas mismas diferencias se constataron con las temporadas de incendios en el Amazonas así como con los discursos del bolsonarismo contra China (principal cliente de las agroexportaciones), alcanzando su punto máximo en el reciente manifiesto.
Este viernes durante un discurso a simpatizantes, Jair Bolsonaro dijo que si alguien quiere jugar “por fuera de las cuatro líneas de la Constitución”, en alusión a su enfrentamiento con la Justicia Electoral y la Corte, ellos van a demostrar que “también pueden hacerlo”. Además, el presidente puso todas las fichas en la manifestación del próximo martes, diciendo que luego de la “gigante demostración” del 7 de septiembre aquellos que “desafían a la Constitución y al pueblo brasileño” volverán para su lugar.
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