Según estudios realizados por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), las semillas de chía sin valor comercial utilizadas en el noroeste de nuestro país para alimentar al ganado caprino, no sólo mejoró la nutrición de los animales, sino que además, generó una leche con beneficios para la salud humana.

Según afirma la investigadora del INTA Salta, Marcela Martínez, la suplementación con semillas de chía de descarte “permitió aumentar el contenido graso de la leche, a muy bajo costo y sin presentar alteraciones en la producción ni en el contenido de proteínas y lactosa”. Además, agregó: “Ese incremento se vio acompañado por un cambio en el perfil de la leche: los considerados como malos para la salud humana disminuyeron y los buenos aumentaron”.

Las propiedades beneficiosas para el ser humano que demostró tener la leche, pueden trasladarse a productos derivados como el queso.

La semilla de chía es una fuente vegetal de aceites esenciales omega 3, que ayudan a controlar el colesterol y la presión alta, entre otros beneficios. De acuerdo con la investigación realizada, estos ácidos tan valiosos para el ser humano por ser además la única vía de asimilación a través de la ingesta, aumentan en la leche de cabra: “el Ácido Vaccénico (AV) y el Ácido Linoleico Conjugado (CLA), se incrementaron en un 133 y 97 por ciento, respectivamente” evaluaron desde el INTA.

Marcela Martinés expresó que la chía, como suplemento, tiene “muy buena palatabilidad” para el rebaño caprino, lo que convierte al descarte en una muy buena opción para suplantar granos que tienen costo, como el maíz o la soja.

Además, estas propiedades beneficiosas para el ser humano que demostró tener la leche pueden trasladarse a productos derivados, como el queso, considerando que en nuestro país el 99 por ciento de la leche de cabra tiene ese destino.

Por otro lado, darle utilidad al descarte obtenido de la producción de semillas de chía, actividad en aumento en la región, favorece los rendimientos de ese sector productivo, así lo expresa la investigadora del INTA