No es pa’ cualquiera la bota e’potro
La bota de potro fue muy utilizada por los gauchos a fines del siglo XIX.
Por Christian Fasani | 23-03-2020 10:19hs
La bota de potro fue muy utilizada por los gauchos a fines del siglo XIX, la misma, se fabricaba utilizando el cuero de la pata del animal, se le hacía un corte en la punta dejando expuesto los dedos de los pies para tener mejor manejo de los estribos. Pero para quien no era gaucho se le hacía muy difícil caminar con ellas, de ahí proviene el dicho “No es pa’ cualquiera la bota e’ potro”.
Por eso cuando hay algo que alguien no puede hacer, un tercero le atribuye el dicho “No es pa’ cualquiera la bota e’ potro”.
Es de color natural-amarillento y está presente en los desfiles tradicionales y en los concursos de aperos, cuando las formas y la época a que pertenece el recado lo ameritan, y en los montadores (de jineteadas) que cada fin de semana arriesgan su vida sobre el lomo de un bagual que se abalanza como para cortar el aire con las manos.
Estas botas de extraían de las patas de las burras, potros, vacas y yeguas, también se han fabricado con cuero de gato montés o con patas traseras de pumas o del yaguareté.
Si bien el gaucho recibió esta herencia de los españoles, hemos encontrado registros de que fueron utilizadas por los hebreos, medos, troyanos, romas, galorrimanos. Ingleses, escoceses irlandeses, polacos, italianos y nosotros que seguramente fueron gaucho cautivos refugiados en los toldos y se encargaron de enseñarle al indio el uso de la bota de potro.
En un momento se prohibió su uso debido a la matanza que había de vacas y potros para sacarle el cuero de las piernas desperdiciando carne y demás cuero. Félix de Azara escribe en 1801: “prohibieron usen los campestres las indecentes botas, que hoy hacen sacando entero el cuero de las piernas de las vacas y yeguas, matando para eso 30.000 reses anuales, perdiéndose su procreo y el cuero”.
Luego el Cabildo permitió nuevamente el uso de las botas de potro, pero se les sacaba a las yeguas únicamente por el desprecio que el gaucho le tenía. Y se debía sacar el cuero de las patas una vez que el animal estuviese muerto por otras razones.
Se debía sacar el cuero de las patas una vez que el animal estuviese muerto por otras razones.
Recordemos que cuando nos referimos al gaucho, en aquellos años, estamos situados en la Pampa Húmeda, lugar de su origen.
Una vez extraída la bota, sigue la tares de “amolde”, se haces colocadas en el pie del usuario y previamente se soban con grasa para que la bosta se deslice fácilmente. Cuando el talón se calza en el codo que formara el talón del animal, se le hacen un par de agujeros a la punta de la bota y se le pasa un tiento para ajustarla y que tome la forma adecuada.
Hay que tener cuidado porque no debe secarse el cuero en la pierna del hombre, la contracción podría causarle serios daños. Luego de repetir esta operación varias veces hay que sobar y macetear la bota, que son dos procedimientos que sirven para ablandar el cuero y dejarlo en condiciones de uso. De allí viene el refrán: “Flojo como bota bien sobada”