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Víctima del 'Petiso Orejudo' salvada por un trabajador rural

¿Sabías que fue un trabajador rural el que le salvó la vida a una de las victimas del “Petiso Orejudo”? ¡Justo a tiempo! Pudo impedir que uno de los asesinos seriales más destacados de nuestro país le quite la vida a otro menor. Antes de contarte cómo pasó esto es bueno que sepas quién fue Cayetano Santos Godino, que sin lugar a dudas marcó la historia criminalística de la Argentina. ¿Estás preparado para conocer algunas de sus aberrantes historias?

Por Redacción El Agrario | 28-01-2020 11:13hs

Cayetano Santos Godino era hijo de dos campesinos inmigrantes de Italia que llegaron al país en busca de nuevas oportunidades. Si bien eran del barrio porteño de Almagro, en esa época no había asfalto y semáforos en cada esquina. Había animales sueltos, cosechas, cultivos y cada uno se la rebuscaba para salir adelante. La verdad es que la vida de Godino no fue fácil, su papá tenía graves problemas con el alcohol y repetidas veces cometía hechos de violencia contra él, sus hermanos y contra su madre.

Godino no era más que un niño, tenía baja estatura para su edad a raíz de una enfermedad lo que le brindó el apodo de petiso y orejudo porque el pobre no era agraciado con sus orejas. Comenzó teniendo placer por matar animales y esconderlos bajo su cama, sentía atracción por la sangre, el sufrimiento y el olor a descomposición de los mismos. Este hobby no le bastó y entonces fue en busca de más, lamentablemente así fue como comenzó a matar a niños.

Su primer asesinato ocurrió cuando el tenía apenas solo 7 años pero parecía de 4, herramienta que lo ayudó a convencer a una niña de 3 años que lo acompañara a un baldío con intención de darle caramelos. Allí la estranguló y al ver que no moría la enterró viva, la cubrió con tierra y latas que encontró. Ese fue el primero de varios; la lista de víctimas creció abarcando 4 asesinatos, 7 tentativas y 7 incendios intencionales, porque con el tiempo también comenzó a tener placer por incendiar cosas para ver trabajar a los bomberos. Su pasión por el fuego lo llevó además a quemarle los parpados a un recién nacido.

Su manera de matar no siempre era la misma aunque lo que más disfrutaba era mentir después de haberlo hecho para encubrirse, o ir a los velatorios para ver cómo había quedado la víctima. Evidentemente sus gustos eran muy diferentes a los normales que tiene un niño dentro de la sociedad.

¿Cómo fue que lo descubrieron al “Petiso Orejudo”? Justamente esta auto admiración por sus asesinatos hicieron que se deschave, llamando la atención de los policías y provocando que lo interroguen. Allí se declaró culpable.

¿No es que los asesinos no tienen conciencia? ¿Qué pasó entonces con Godino? “Generalmente cuando eligen a sus víctimas buscan la debilidad en ella y quieren entablar una relación, aunque sea mínima. Seguramente Godino por su historia se sintió identificado con algún niño al que mató y por eso confesó, aunque claramente su morbo fue más fuerte como para asesinar e ir a ver el cuerpo”, afirmó Yanina Sebastiana Riquelme, Auxiliar Superior de 5°, Criminalística y Criminóloga perteneciente a la Policía Federal Argentina.

Ahora pasemos a lo nuestro: ¿cómo es que un trabajador rural salvó la vida de una de sus víctimas? El afortunado sobreviviente, por así decirlo, era Roberto Russo, que tenía 2 años y jugaba en la vereda cuando Godino lo llevó engañado hasta un almacén bajo la promesa de comprarle golosinas. Lo condujo hasta un campo donde se guardaban caballos, allí le ató los pies para que no se escape y lo ahorcó con la piola que usaba de cinturón. Un trabajador rural de la zona que pasaba por ahí notó que algo no andaba bien y siendo fiel a su intuición se acercó al lugar de los hechos y encontró al "Petiso" accionando. El trabajador no dudó en evitar la situación y llevarlo a la comisaría pero por ser menor de edad quedó en libertad al poco tiempo.

Si bien pasó por reformatorio y neuropsiquiátrico, el "Petiso Orejudo" terminó preso en una de las cárceles de mayor seguridad que tenía el país ubicada en Ushuaia. las versiones de su muerte son muchas, como así también la fábula de que la esposa del Director de la cárcel usaba su cráneo como pisapapeles, pero esos sucesos pertenecen a otro capítulo de esta historia, la cual hasta el momento ya aportó la suficiente adrenalina, ¿no te parece?

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