2020-2021: la crisis mundial por la pandemia
Desempleo, recesión y hambre han sido efectos directos de la pandemia a lo largo y ancho del planeta. La pandemia desorganizó la vida de las familias. El peor efecto de todos fue el exceso de mortalidad producto del virus Covid-19.
Por Ignacio Lautaro Pirotta | 14-11-2021 12:00hs
Cuando en marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud declaró a la Covid-19 como una pandemia, el mundo vivió un enorme momento de incertidumbre. ¿Qué era exactamente lo que vendría? ¿Cuál sería la duración de la pandemia? ¿Cuántas muertes habría en el mundo y en nuestro país?
De las pocas certezas que había, una era que era necesario “amesetar la curva” de contagios. Los gráficos de contagios y muertes por Covid pasaron a ser una constante en nuestras pantallas, día tras día. Pero, rápidamente, con las primeras medidas de aislamiento, e incluso antes, con el cierre de fronteras, se fueron imponiendo otra serie de preocupaciones. La incertidumbre no era solo sanitaria, sino también económica e incluso respecto al día a día de la vida de cada uno.
La pandemia desorganizó nuestras vidas. La rutina de salir a trabajar, los encuentros sociales, los protocolos al entrar a casa, al entrar a los comercios, las formas de saludarnos. Uno de los grandes efectos de la pandemia fue la interrupción de las clases presenciales, fenómeno que sucedió en todo el mundo, en algunos casos de manera intermitente, como en Israel, en otros, como la Argentina, de corrido. Pocas cosas desorganizaron la vida de las familias, y en especial de las mujeres, como la interrupción de las clases presenciales.
La pandemia lo cambió todo en los últimos dos años, y continuará teniendo efectos durante un tiempo más. Dejará sus marcas de distinto tipo, desde el comportamiento de las personas, el crecimiento de la desigualdad, las consecuencias del aislamiento. La pérdida de seres queridos.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la pandemia destruyó 225 millones de puestos de trabajo. Se trata de la caída del empleo más severa desde la Segunda Guerra Mundial. A esto hay que agregarle el crecimiento del trabajo informal y la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, en todo el mundo, tanto por los fenómenos mencionados como por la inflación, que también es global.
En Estados Unidos, mientras Joe Biden enfrenta la que llama “la pandemia de los no vacunados”, ya que son casi exclusivamente las personas que se resisten a la inoculación las que se enferman y mueren, se conoció que la inflación interanual de octubre fue de 6,2 %, la más alta en 30 años, algo que ha impactado en el poder adquisitivo de los trabajadores y ya impacienta a los sindicatos. El PBI de Estados Unidos cayó un 3,5 % en 2020, la peor caída desde 1946, superando al -2,5 % de la crisis financiera de 2009.
La última proyección para 2021 de la Reserva Federal (el banco central estadounidense) es de 5,9 %, habiendo caído del 7 % previo. Los motivos de la desaceleración del crecimiento estadounidense son el fin de los programas de ayuda en el contexto de pandemia, la inflación y el repunte de la Covid debido a las personas que no desean vacunarse. En ese sentido, hay que señalar que la Argentina ya supera a Estados Unidos en porcentaje de personas inoculadas tanto con una como con dos dosis.
Prácticamente 1 de cada 10 habitantes del planeta pasan hambre. La inseguridad alimentaria, es decir el acceso a alimentos adecuados, alcanzó al 30 %.
La situación de las dos principales economías de América Latina es todavía peor. México perdió 8,95 % de su PBI en 2020 y recién se espera que recupere un 5,9 % en 2021. Brasil cayó 4,1 % y recuperará un 5,1 %, con proyecciones de estancamiento o recesión para 2022 de la mano de la inflación (que alcanza el 10 %) y la suba de intereses, que pasaron del 2 % en 2020 a 7,75 % en el último mes. La tasa de interés alta apunta a contener la inflación, pero a costo de bajar la inversión y desacelerar la economía.
Según la OIT, comparando con 2019, alrededor de todo el mundo la pandemia hundió a 109 millones de trabajadores en la pobreza debido a la pérdida de horas de trabajo y empleos de menor calidad. Según la organización, el empleo recién retomará niveles pre pandemia en 2023.
De acuerdo a las Naciones Unidas, el hambre mundial empeoró de forma espectacular en 2020, alcanzando al 9,9 % de la población. Prácticamente 1 de cada 10 habitantes del planeta pasan hambre. La inseguridad alimentaria, es decir el acceso a alimentos adecuados, alcanzó al 30 %.
Volviendo al aspecto sanitario, una de las medidas utilizadas para tener real dimensión de las pérdidas por Covid habida cuenta de los casos de subnotificación como los denunciados en Brasil, es el exceso de mortalidad. Es decir, en función de los promedios de muertes de los últimos años, la Argentina, por ejemplo, tuvo un exceso de mortalidad del 10,6 % según el Ministerio de Salud de la Nación, y del 12 % según los cálculos de la Universidad de Oxford.
Incluso tomando el dato de Oxford, nuestro país es el que muestra un menor exceso de muertes en el año 2020 en toda América Latina, sólo detrás de Uruguay, donde el manejo de la misma fue excelente durante 2020. El exceso de mortalidad en Brasil llegó al 20 % en 2020, y fue todavía mayor en 2021. Los peores casos fueron Perú (94 %) y Ecuador (64 %).
Así, la pandemia de Covid-19 afectó a todos los países del mundo. Agitó el mapa político en diferentes latitudes y a la larga echó por tierra la popularidad de casi todos los mandatarios, en tanto fueron raros los casos de líderes exentos de errores ante un escenario completamente nuevo, o de aquellos que pudieron evitar las consecuencias sanitarias y económicas de la pandemia.
El virus, que lleva en su nombre el número 19, justamente porque apareció aquel año, hace sentir sus efectos finalizando 2021, y promete dejar su marca por un buen tiempo más. No por acaso, el mundo que emerge es a menudo llamado de mundo pospandemia.
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