156 millones de brasileños se encuentran empadronados para votar en las elecciones, más de tres veces la población total de Argentina. El gigante sudamericano se apronta para concurrir a las urnas este domingo, en una elección que muchos no han dudado en llamar de "histórica".

En efecto, de un lado y otro de la grieta brasileña existe la percepción de que el triunfo del adversario podría significar lo peor para el país y un retroceso democrático. Nunca desde el regreso de la democracia, en 1985, se vivió una elección tan polarizada y tensa como la actual.

Desde que recuperó sus derechos políticos, luego de la anulación de las sentencias en su contra, en marzo de 2021, Lula da Silva se convirtió en el gran favorito para quedarse con la presidencia. Las encuestas lo mostraban con posibilidades de ganar en primera vuelta desde hace más de un año, sin embargo, el resultado del pasado 2 de octubre generó sorpresa debido al gran caudal de votos que recibió el actual presidente, Jair Bolsonaro.

Lula obtuvo el 48,43%, siendo que es necesario más del 50% para ganar en primera vuelta. Pero Bolsonaro sacó un 43,20%, cuando muchas de las encuestas mostraban que estaría hasta 10 puntos por debajo. La migración de votos desde los otros candidatos, principalmente Ciro Gomes, hacia Bolsonaro, sumado a un aparente error de las encuestas, terminó mostrando un resultado mucho mejor para el presidente en ejercicio y dando un golpe de efecto a una elección que parecía liquidada hacía tiempo. El "momentum es de Bolsonaro", tituló al día siguiente la revista británica The Economist.

Las encuestas de la segunda vuelta vienen mostrando una elección muy apretada. Este lunes (24) se conoció una del instituto IPEC, en donde Lula estaría al frente por 54 a 46, el mismo porcentaje de hace diez días, según la misma encuestadora.

Tomando como referencia la elección del pasado 2 de octubre, para que Bolsonaro gane, Lula debería perder votos propios, ya que es imposible que Bolsonaro acapare la totalidad de votos de los otros candidatos que salieron por detrás, Simone Tebet, que obtuvo 4,16%, y Ciro Gomes, con 3,04%. Otra posibilidad sería una importante abstención de los votantes de Lula, aunque debería ser muy significativa como para cambiar el rumbo de la elección.

Actualmente, no solo no parecería que Bolsonaro esté ganando votos de Lula, sino que las dos últimas semanas han sido especialmente malas para Bolsonaro de la mano de dos grandes escándalos que lo obligaron a cambiar los planes de su agenda de campaña. Primero, el comentario del presidente relacionando a una jóvenes venezolanas con la prostitución, y luego, este domingo, con el ataque a tiros de uno de sus aliados, Roberto Jefferson, a la Policía Federal en el momento en que fueron a hacer efectiva su detención por amenazas a una jueza de la Corte Suprema.

Para los desconfiados de las encuestas el resultado de la primera vuelta debería resultar bastante convincente: Lula estuvo a tan solo 1,6% de ganar en primera vuelta, 1.8 millones de votos, sobre un total de 123 millones de brasileños que fueron a las urnas. No es imposible que Bolsonaro gane, pero sin grandes acontecimientos de por medio, que puedan cambiar las preferencias del electorado, eso es lo menos probable.