Geraldo Alckmin, el elegido por Lula da Silva para ser su vice. Parte 1: de la dictadura a la Constitución del ´88
Tanto Lula da Silva como Geraldo Alckmin fueron constituyentes en el regreso de la democracia. La historia de ambos se mezcla con la de la democracia brasileña.
Por Ignacio Lautaro Pirotta | 29-04-2022 12:03hs
Geraldo Alckmin fue el elegido por Lula da Silva para ser su compañero de fórmula en las próximas elecciones brasileñas del 2 de octubre. Se trata de una candidatura a vicepresidente sorpresiva, ya que Alckmin ha sido durante décadas un férreo adversario de Lula y el Partido de los Trabajadores (PT). Alckmin fue cuatro veces gobernador de San Pablo, y es el político que durante más tiempo ha gobernado ese estado, el más poblado y con más peso económico de Brasil. Fue candidato a presidente en dos ocasiones -una de ellas derrotado por Lula-, y, durante décadas, uno de los referentes de la oposición al PT.
Lula y Alckmin han sido durante mucho tiempo los opuestos en la política brasileña. Uno, representante de la izquierda, y otro, de la centro derecha. Rojos versus azules. Incluso, dentro del PSDB, partido que fue durante décadas la contracara del PT y del que fue uno de sus fundadores, Alckmin, católico practicante, solía ser considerado uno de los hombres más conservadores entre la vieja generación del partido.
Sin embargo, ambos forman parte de la generación de jóvenes políticos que iniciaron su carrera durante la dictadura y que luego tuvieron un asiento en el Congreso con el retorno de la democracia. Ambos formaron parte de la Asamblea Constituyente que redactó la que se conoce como la “Constitución ciudadana”, a solo tres años de finalizada la dictadura y que se convirtió en todo un símbolo de la recuperación democrática. Por eso, la historia de ambos se entremezclan, entre sí y con la historia de la democracia en Brasil.
Alckmin nació en 1952, en la ciudad de Pindamonhangaba, a 147 kilómetros de la ciudad de San Pablo. En 1972 y con 19 años de edad, se afilió al Movimiento Democrático Brasileño (MDB), el partido opositor a la dictadura militar, y ese mismo año se postuló para concejal en su ciudad natal. Con 1447 votos, que representaban más del 10% de los votos válidos, se convirtió en el concejal más votado de la historia del pueblo. Cuatro años después, se convertiría en el intendente más joven en la historia de Pindamonhangaba, con 24 años. Como intendente, Alckmin nombró a su padre como Jefe de Gabinete, lo cual generó polémica y le valió acusaciones de nepotismo. En el 82, continuando con su carrera, se convirtió en diputado estadual en San Pablo.
Toda esa primera parte de la trayectoria de Alckmin tuvo lugar durante la dictadura militar, por algunos caracterizada como una “dictablanda”. La dictadura instaurada en 1964 y que llegaría hasta 1985, procuró legitimarse mediante la instauración de un amañado sistema bipartidista. Desde 1965, los militares habilitaron la creación de dos partidos, la Alianza Renovadora Nacional (ARENA) y el Movimiento Democrático Brasileño (MDB). Mientras que el primero era el partido oficialista, el MDB era la fuerza de los opositores, o al menos parte de ellos, luego de la proscripción, persecución, exilio y asesinatos perpetrados por el régimen. La Comisión Nacional de la Verdad, instaurada en 2012, durante el primer gobierno de Dilma Rousseff, contabilizaría 434 muertos y desaparecidos políticos durante la dictadura.
La dictadura habilitó en distintos momentos elecciones municipales, estaduales y para el Congreso Nacional. No así para la presidencia de la República. Los presidentes eran indicados por las Fuerzas Armadas y aprobados por el Congreso y posteriormente por un Colegio Electoral, dominados ambos por el ARENA, el partido oficialista.
Los 21 años que duró la dictadura estuvieron marcados por sucesivos cambios en la ingeniería institucional que apuntaban a que el ARENA mantuviese el poder, sobre todo en el Congreso. En rigor, ni el ARENA ni el MDB eran partidos políticos, sino de organizaciones que tenían atribuciones semejantes. De hecho, a ambas organizaciones se les había prohibido utilizar el término “partido” en sus denominaciones.
Desde fines de los 70, y luego de una elección muy buena de la oposición en el 74, con la presidencia del militar João Figueiredo comenzó el período de distensión, con las amnistías. En 1980 el régimen autorizó la creación de partidos políticos (esta vez con la obligatoriedad de tener el término “partido” al inicio de su nombre). Se crearía ese mismo año el Partido de los Trabajadores, el viejo MDB se convertiría en el PMDB (al agregar la palabra “partido”) y se crearían tres partidos más, entre ellos el primer gran sucesor del ARENA, el PDS de Paulo Maluf. Luego, en 1981, se autorizaron las elecciones directas para gobernadores. Se incrementaban así las expectativas para la transición hacia la democracia. Entre el 83 y el 84 tendría lugar el movimiento Diretas Já, que pedía por la realización de elecciones directas para presidente.
El movimiento Diretas Já no logró su objetivo, pero el 15 de enero de 1985, Tancredo Neves, realizando la llamada Alianza Democrática con otras fuerzas, ganó la elección en el Colegio Electoral, derrotando a Paulo Maluf, del PDS, el partido heredero del ARENA. Neves falleció antes de asumir, por lo que asumió directamente el vicepresidente electo, José Sarney. La asunción de Sarney tuvo lugar el 15 de marzo de 1985, poniéndole punto final a la dictadura.
Los últimos años de la dictadura estuvieron marcados por el endeudamiento, la hiperinflación y la recesión. Es decir, una muy mala herencia económica para la democracia, luego de 21 años y habiendo iniciado el régimen en el 64, con la promesa de una “breve” intervención militar. Sin embargo, los militares habían logrado controlar todo el proceso de la lenta y gradual transición.
Mientras tanto, en 1986, ya en democracia y con 36 años de edad, Alckmin se convirtió en diputado federal por el PMDB. Al año siguiente se inició la Asamblea Nacional Constituyente, de la cual tanto Alckmin como Lula da Silva formaron parte. Lula provenía del movimiento sindical y había sido el diputado electo con más votos. Ambos representaban al estado de San Pablo. Sin embargo, mientras que Lula era el principal líder sindical del país, Alckmin no era siquiera una figura de las más prominentes del PMDB.
De acuerdo a la publicación Quién fue quién en la Asamblea Constituyente, del Departamento Intersindical de Asesoría Parlamentaria (DIAP), Alckmin y Lula votaron igual en la mayoría de los puntos de la constitución, pero con algunas divergencias importantes. Por ejemplo, el fin de la estabilidad del empleo (Lula en contra y Alckmin a favor), la nacionalización del petróleo (Lula a favor y Alckmin en contra) y la reducción de la jornada laboral (Lula a favor y Alckmin en contra). También difirieron respecto al sistema de gobierno (Lula a favor del presidencialismo y Alckmin del parlamentarismo), pero coincidieron en la necesidad de la reforma agraria.
En el Diario de la Constituyente, un programa televisivo producido para acompañar la labor de la Asamblea y transmitido en la época por cadena nacional se lo puede ver al joven Geraldo Alckmin defender las enmiendas populares, propuestas para la Carta Magna realizadas por la población. “Las enmiendas populares tienen mucha fuerza. Ellas traen la legitimidad de aquello que el pueblo desea. tornan nuestra Constituyente más fidedigna, más permanente, a las ansias populares”. Según el libro de la DIAP, Alckmin se definía a sí mismo como un político de “centro izquierda”.
El PMDB, del que Alckmin formaba parte, reunía una diversidad de políticos de diferentes orientaciones ideológicas. Esto era así fundamentalmente porque venía de ser el único partido de oposición en el país. Incluso anteriormente su diversidad era mayor. Por ejemplo, muchos de los miembros que en 1980 habían formado el Partido de los Trabajadores provenían del viejo MDB, aunque Lula no se encontraba en ese grupo.
Durante el trabajo de la Constituyente, nació el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) surgido como una disidencia dentro del PMDB. Cuestionamientos a la dirigencia del viejo “partidão”, como se lo conocía, la discusión respecto al sistema de gobierno que debería establecer la nueva constitución y diferencias respecto a la duración del mandato presidencial, impulsaron la fractura. Alckmin sería el vicepresidente de la bancada del PSDB en Diputados.
Lula y el Partido de los Trabajadores estaban a la izquierda. Dos declaraciones de Lula registradas en el Diario de la Constituyente describen la postura del partido. Consultado antes del inicio de los trabajos de la Asamblea, Lula decía: “Lo que nosotros esperamos (de la Constituyente) es que la clase trabajadora esté organizada para presionar el Congreso Constituyente a hacer una constitución que garantice derechos efectivos a la clase trabajadora”.
Una vez promulgada, y habiendo el PT votado en contra, Lula explicaba: “La Constitución de 1988 no trató la cuestión de la reforma agraria y mantuvo la tutela militar. Es decir, no tocó los pilares de la dominación, no tocó la estructura de poder de este país”.
Aquella declaración de Lula, cuando habla de la tutela militar, tiene cierta actualidad. La transición democrática fue controlada por el poder militar, y posteriormente estos mantuvieron cuotas de poder significativas. El propio Lula procuró aproximarse a los militares durante la campaña de 2002, en la que resultaría electo. Más acá en el tiempo, la llegada de Jair Bolsonaro al poder contó con el apoyo de buena parte de las fuerzas armadas, fundamentalmente el Ejército. La militarización del gobierno y la utilización política de las fuerzas han sido rasgos distintivos de los años de Bolsonaro. Hoy por hoy, Bolsonaro apuesta a sembrar dudas sobre el sistema electoral -siguiendo los pasos de Donald Trump- y a utilizar a las fuerzas armadas en su favor.
En este contexto, la fórmula Lula-Alckmin, dos viejos adversarios con fuertes enfrentamientos en las últimas décadas, es una fórmula en defensa de la democracia. Se trata de dos viejos adversarios políticos unidos frente a la amenaza que supone el bolsonarismo. Como dijo Geraldo Alckmin recientemente: “Los desafíos del presente son mayores que las disputas del pasado”.
Fuentes consultadas:
Partidos políticos no Brasil (1945-2000), Rogério Augusto Schmitt
Candidatos a presidente, Folha de San Pablo, 12/08/2006.
Diario da Constituinte, TV Senado